Darwinismo delincuencial

COLUMNA DE JOSÉ LUIS PLIEGO

El último domingo de abril el Cártel Jalisco Nueva Generación ejecutó a 18 integrantes de su contraparte Los Viagras en la comunidad de Aguililla, Michoacán, estado natal de El Mencho, líder de la primera banda. En tanto, el reparto de despensas se intensificó en busca de la construcción de base social.

Quisiera reflexionar con ustedes sobre este fenómeno que considero, sin descartar mejores opiniones, ha generado que durante el primer trimestre de 2020 no haya disminuido la violencia. Es el darwinismo delincuencial.

Aprovechando la contingencia sanitaria, estoy convencido de que los grupos delictivos, económica y operacionalmente más solventes, están buscando ampliar su influencia territorial para controlar los mercados de consumo interno y rutas a Estados Unidos pasada la crisis. Hay que recordar que Pablo Escobar controló Medellín los primeros años eliminando liderazgos rivales y “comprando” base social. Terminado el baño de sangre, el dominio sobre aquella ciudad colombiana lo hizo invencible.

Esto conlleva una lucha sangrienta entre los líderes de grupos criminales antagónicos, quienes erogan una gran cantidad de recursos para mantener sus estructuras: lugartenientes, escoltas, sicarios, estacas, halcones, administradores, sobornos, etcétera, que sufren la misma suerte de las empresas lícitas (su contracción económica o quiebra).

El proceso de repartir despensas significa buscar la construcción de base social aparentemente por encima de municipios, estados y Federación, que les permita ganar “simpatías”. La pandemia ha debilitado a los grupos y liderazgos más endebles y consolidará la presencia de aquellos más sólidos.

La lucha sangrienta por la supremacía puede incrementarse, puede ser una oportunidad para los grupos delincuenciales más fuertes, momento de abatir al rival más débil operacional y financieramente. Sobrevivirá el más fuerte.

El problema que enfrentará el Estado y sus instituciones, todas, terminada la pandemia, es llevar la política pública, de todos los órdenes de gobierno, a los territorios que tienen presencia delincuencial y social por grupos que creen que pueden desafiar a la Federación, estados y municipios donde no exista presencia institucional.

Pudieran llegar a convertirse en organizaciones criminales supraestatales, permítanme el término, que tienen elevada capacidad de fuego, penetración y desmantelamiento institucional, así como una amplia base social (por miedo o por dádivas).

Hoy debemos mantenernos unidos para enfrentar, como Unión y Federación, los retos de salud, economía, seguridad y, desde luego, de gobernanza y gobernabilidad. Cerremos filas con el Presidente. “Yo no he visto que un barco se hunda y quede a salvo uno de sus camarotes”, ha dicho Ricardo Peralta, subsecretario de Gobernación.

Hoy es momento de refrendar la alianza, único camino para mantener unida la República ante el darwinismo delincuencial que la acecha.

Profesor-investigador especialista en seguridad pública y nacional. Ex director de la Policía Cibernética Nacional y ex SSP de Coahuila.

Twitter: @PliegoLuis

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