La solidaridad en muchas ocasiones ha sido uno de los signos más característicos de los mexicanos, sin embargo en medio de la pandemia que enfrentamos, resulta impensable que la delincuencia siga haciendo de las suyas y sentando sus reales en el territorio nacional, los mexicanos queriendo y no, estamos en una mayoría en casa, y por ello pues deberíamos sentirnos más seguros, pero no, por desgracia, acabamos de vivir el mes más violento en materia de seguridad, el día más violento del año incluido y no parece que las cosas vayan a mejorar, y eso es lo realmente doloroso.
Lo antes citado tiene bases claras y fundamentadas en las estadísticas emitidas por las propias dependencias federales, a saber: Marzo fue el mes con más asesinatos dolosos y el más violento en el gobierno de López Obrador y el segundo más violento en nuestra historia reciente, superado apenas por 90 casos a los 3158 cometidos el pasado junio de 2018. La crisis de seguridad ha sido larga y dolorosa, y no se ve cuando o donde se vaya a aplanar la curva de la violencia.
Entonces, es un hecho que el crimen no da tregua ni se queda en casa, y en el mes que los mexicanos más nos cuidábamos, irónicamente ha sido el mes donde más se ha violentado a la ciudadanía, parece increíble pero las cifras del Sistema Nacional de Seguridad Pública así lo determinan, pero que lo ha provocado, acaso será por la muy poca la solidaridad de la delincuencia, o será poca la vigilancia en las calles, será tal vez que el gobierno en sus distintos ámbitos de gobierno ha claudicado en combatir al crimen, son muchas las interrogantes que surgen pero sin duda son más las tremendas preguntas que quedan en el aire y es peor la zozobra y el mal sabor de boca que le deja al ciudadano el actuar del gobierno.
Un gobierno que a diario está en línea pero que comunica mal, que da tumbos en las políticas públicas de emergencia y que no se pone de acuerdo en que hacer en esta crisis sanitaria, y que tampoco hace mucho por atemperar los terribles momentos económicos que se avecinan, y también se ve un gobierno iluso que parece que pensó que la delincuencia si guardaría una sana distancia y se ha dado cuenta que la realidad es otra y se le estrello en la cara.
En México estamos ávidos de una estrategia asertiva en materia de seguridad, y creo que la respuesta no vendrá de la federación, esa respuesta debe darse a nivel local, ahí donde se sufre el flagelo de vivir con miedo y no vivir plenamente por ello. Ojalá se entienda y se trabaje pronto para recuperar esa ansiada y muy necesaria tranquilidad.
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