El pasado miércoles 22 de abril se conmemoró el Día de la Tierra, declarado así en 2009 por la Asamblea General de las Naciones Unidas. En realidad, desde antes, hace 50 años, el mundo festeja esta fecha; sin embargo, esta vez la efeméride tiene más sentido que nunca.
De acuerdo con el Programa para el Medio Ambiente de las Naciones Unidas, el primer Día de la Tierra tuvo lugar en 1970, cuando 20 millones de personas en Estados Unidos salieron a las calles a protestar por lo que consideraban una crisis ambiental: derrames de petróleo, el smog y la contaminación de los ríos. De acuerdo con National Geographic, el senador por Wisconsin, Gaylord Nelson, habría iniciado este movimiento desde 1960, pero tuvieron que pasar varios años para que su llamado a cuidar el medio ambiente surtiera efecto.
Desde entonces, el planeta ha perdido el 30 por ciento de su biodiversidad y enfrenta problemas globales, como el calentamiento global provocado por la actividad humana. Hoy en día la tremenda relevancia de la situación en la que nos encontramos como humanidad frente a la pandemia y las conjeturas que podemos realizar sobre el respiro de la tierra, pareciera que nos estamos preparando para la verdadera batalla que es sin duda cuando nos llegue con más fuerza la problemática del calentamiento global.
En este sentido y de acuerdo con las Naciones Unidas, el brote de coronavirus representa un riesgo enorme para la salud pública y la economía mundial, pero también para la diversidad biológica. Sin embargo, la biodiversidad puede ser parte de la solución, ya que una diversidad de especies dificulta la propagación rápida de los patógenos . Por esto, este Día de la Tierra se centra en el papel de la diversidad biológica como indicador de la salud del planeta.
El informe de evaluación global sobre la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas del Panel Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) advirtió que 1 millón de especies están en peligro de extinción, más que en cualquier otro momento en la historia de la humanidad, debido a los impactos de la actividad humana.
Los cambios en la biodiversidad afectan al funcionamiento de los ecosistemas y pueden ocasionar alteraciones importantes de los bienes y servicios que estos proporcionan. Los vínculos específicos entre la salud y la biodiversidad incluyen posibles impactos en la nutrición, la investigación sanitaria y la medicina tradicional, la generación de nuevas enfermedades infecciosas y cambios significativos en la distribución de plantas, patógenos, animales e incluso asentamientos humanos, algo que puede ser alentado debido al cambio climático, de acuerdo con las Naciones Unidas.
A cincuenta años del primer llamado a proteger el planeta, estamos frente a un problema epidemiológico mundial. Las poblaciones más desprotegidas también enfrentan el impacto del cambio climático, la hambruna, carencia de agua y enfermedades, y los animales enfrentan todos los días la amenaza de extinguirse por la actividad humana. Ya no basta con un día, hagamos de todos los días un Día de la Tierra y protejamos nuestro planeta.
Hagamos diario el día del planeta tierra y seamos conscientes de que sólo estando sensibilizados con nuestro planeta Tierra podremos tener futuro para las generaciones que vienen y si alguna vez detenemos el cambio climático, conservamos la Tierra, el agua y otros recursos, por no mencionar la reducción del sufrimiento animal, debemos celebrar el día de la Tierra en cada comida.
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