Además de la pandemia por la que estamos pasando, es evidente que este parón económico ha traído como consecuencia la pérdida de puestos de trabajo, tanto formales como informales en todo el mundo, y muy probablemente habrá más pérdidas, mientras dure la necesidad del confinamiento.
Algunos líderes se han atrevido a minimizar la pandemia anteponiendo la economía como una prioridad antes que la vida de las personas. Finalmente han cedido ante el embate de la enfermedad y han tenido que priorizar lo verdaderamente importante: la vida de las personas. Ejemplo: Trump en Estados Unidos o Bolsonaro en Brasil.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) fundada en 1919 más de 20 años antes incluso que terminara la segunda guerra mundial, es un organismo de las Naciones Unidas que busca justamente promover el trabajo, trabajo decente, digno, no discriminatorio y justo.
La OIT (Observatorio de la OIT – segunda edición: El COVID-19 y el mundo del trabajo) estima que hoy, la pandemia ha perjudicado a alrededor de 2,700 millones de trabajadores. Igualmente señala que los microempresarios como los trabajadores informales son y serán los más perjudicados. Estima que en el segundo trimestre del año se perderán alrededor de 195 millones de puestos de trabajo. Los tres sectores que verán más afectaciones en el empleo serán: el pequeño comerciante; la industria del alojamiento y comidas y; el sector manufacturero. Justo tres sectores muy relevantes sobre todo para países que viven del turismo y/o tienen un amplio sector de la población en el comercio.
La OIT señala que: A pesar de las buenas intenciones e intervenciones de los gobiernos, los recursos públicos son limitados, y es necesario utilizarlos para alentar a las empresas a mantener y/o crear puestos de trabajo.
Para ello la OIT sugiere 4 pilares fundamentales que enumero de manera general:
- Estimular la economía y el empleo: esto con políticas fiscales activas y ayudas financieras específicas.
- Apoyar a las empresas, el empleo y los ingresos: esto con ampliar la protección social a los trabajadores; tomar medidas para el mantenimiento para el empleo y; ofrecer a las empresas ayuda financiera y fiscal y otros medios de alivio.
- Proteger a los trabajadores en el lugar del trabajo.
- Buscar soluciones mediante el diálogo social: esto, fortaleciendo la capacidad y la resiliencia de las organizaciones de empleadores y trabajadores.
Resumiendo, la OIT prioriza al trabajador y al empleo, pero también entiende que esto no puede suceder si no hay políticas económicas y fiscales que permitan a los empleadores la supervivencia a este parón económico mundial. No solo se trata de lo que los empleadores nacionales (de España o México, por ejemplo) sobrevivan sino también que el mercado global sobreviva, pues la desaceleración económica mundial traerá menos intercambios y por tanto se necesitará menos producción, menos compras y por lo tanto menos empleos, de ahí que, por ejemplo, los microempresarios necesiten que se prorrogue el pago de sus impuestos, deudas y gastos fijos de operación.
La mayoría de los países del globo terráqueo han tomado algunas medidas en consonancia con lo sugerido por la OIT, algunos otros no, pero espero que solo sea cuestión de tiempo para que las tomen, porque en una crisis como esta, el tiempo juega en nuestra contra.
Carlos Gonzalo Blanco Rodríguez
Abogado internacionalista y catedrático universitario.
Correo: cgonblanc@aim.com