A toda crisis viene aparejada una oportunidad, sin embargo, es indispensable que la oportunidad se vista para la ocasión, y en ese justo momento está ahora el gobierno mexicano, está dejando pasar el momento oportuno de vestirse para la ocasión, de hacerse uno con sus ciudadanos, no con unos si y otros no, con todos; México es un mosaico de pensamientos y de personalidades y el gobierno debe responder a todos.
Ante la tremenda emergencia sanitaria en que nos encontramos es urgente que se tenga un plan no solo para la contingencia sanitaria, que es lo apremiante sino también para las posteriores consecuencias, a saber: la desocupación, los altos índices delictivos y lo económico, y hago especial énfasis en lo económico, ya que al pasar los estragos del tema sanitario provocado por el COVID-19, veremos que tan dañado ha quedado el andamiaje productivo del país, que por cierto tuvo un 2019 para el olvido.
Y no se trata de un rescate bancario como lo fue en el pasado el FOBAPROA, se trata de generar incentivos y estímulos para el gran motor de la economía que son las micros y pequeñas empresas, esas que no son piloteadas por los grandes empresarios que cenaron en días pasados en palacio nacional y a los que les hicieron el pase de charola con boletos para la no rifa del avión presidencial, no; me refiero a las pequeñas tiendas, pequeños comercios y empresas que generan economía y que dan empleos a un alto número de personas, esas que van al día y que generan ganancias de a poco.
A estas familias justamente son a las que debe hablarles López Obrador, y que decir de aquellos que viven y subsisten de la economía informal esa que no se atiende, ni se mide, pero que vive al día y genera bienes y satisfactores, estos ciudadanos están a la espera de lo que tenga que decir su Presidente, y parece que no los ve ni los oye, eso es lo terrible y esa es la comunicación que debe dar el titular del ejecutivo federal.
Lo anterior cobra mayor relevancia ahora que los dos motores principales de la economía están carentes de potencia, me refiero en primer término a nuestro oro negro que ha tenido su peor cotización en décadas y a la caída en las remesas que envían nuestros héroes anónimos nuestros paisanos que nada bien la están pasando en estos turbulentos días, ante esto la respuesta debe ser generar mercado interno y creo que deberán suspenderse los proyectos faraónicos que no verán puerto seguro en los próximos años.
Como un dato de cierre, en los Estados Unidos hoy epicentro de la pandemia, 10 millones de trabajadores han solicitado ayuda para el desempleo, y la respuesta del Presidente Trump ha estado a la altura, ya que liberará 2 billones de dólares para palear los efectos de la pandemia en su nación, estos recursos importan un porcentaje cercano al 10% del PIB de los Estados Unidos, y en contraste acá en este lado del Río Bravo tenemos incertidumbre fundada ya que no hemos escuchado aún al Presidente López Obrador anunciar lo impostergable, un plan económico que acompañe estos difíciles momentos que atraviesa la nación mexicana.
Hoy importamos todos, y nos agobia el temor de que estamos en momentos complicados, pero nos asalta la incertidumbre de que esto, se pondrá mucho peor. Por ello, es necesario que el gobierno se asuma como garante de la calidad de vida y futuro de todos los mexicanos, eso es lo urgente e impostergable.
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