El pasado once de febrero el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) dio a conocer, en el Museo Kaluz de la Ciudad de México, el decálogo la Dimensión Social de la Empresa.
La publicación de estos principios empresariales tuvo muy poca cobertura en los medios de comunicación. En mi revisión de la prensa encontré que solo El Economista (12.02.20) los publicó de manera íntegra.
El posicionamiento de las 150 organizaciones que integran el CCE adquiere especial importancia de cara al gobierno del presidente López Obrador y ante la posición que éste tiene sobre el sector privado.
Los empresarios con el decálogo pretenden dejar en claro que ellos también, no solo el gobierno, tienen conciencia social y una posición de responsabilidad y compromisos de cara a los problemas del país. De El Economista tomo los elementos del decálogo:
- Construir una relación de confianza y credibilidad con la sociedad.
- Oportunidades de empleo formal, crecimiento y desarrollo, para nuestros colaboradores y sus familias.
- Ser ejemplos de integridad y ética, y cumplir con todas nuestras obligaciones fiscales y contributivas.
- Modernizar la cultura empresarial, para tener empresas mejor organizadas y más competitivas.
- Establecer un compromiso de las grandes empresas con las Pymes y con la creación de cadenas productivas.
- Participar activamente en el desarrollo de las comunidades y construir mejores condiciones de vida para los mexicanos.
- Asumir y promover la inclusión social y la diversidad.
- Privilegiar la sustentabilidad en nuestras actividades económicas y un uso más consciente de los recursos naturales.
- Insertar a nuestras empresas en la era digital.
- Impulsar una relación responsable y propositiva con las autoridades, exigiendo reglas claras y certidumbre jurídica y económica, para la inversión.
Los empresarios son conscientes de que socialmente no tienen una buena imagen y que, en eso, como dice Carlos Salazar, el dirigente del CCE, coinciden con los políticos que tampoco la tienen.
Y sostiene que “nada hay más lejos de la realidad que esa caricatura en donde se dibuja al empresario mexicano como un señor gordo vestido de frac, con un gran sombrero y anillos en sus dedos. Esto ha hecho mucho daño a nuestra imagen”.
El decálogo quiere contribuir a cambiar la imagen del sector empresarial en el país. Por si solo no lo va a lograr. Se requiere que las empresas cumplan con lo que se dice en ese texto y también de una intensa estrategia de publicidad, para posicionar una nueva idea de la empresa y los empresarios.
A través de Salazar, los empresarios manifiestan que tienen el derecho, pero también la “obligación de preocuparnos y ocuparnos del bien común y por los asuntos públicos, de expresar nuestros puntos de vista y propuestas para la sociedad. Pero no competimos políticamente ni con colores ni con partidos”.
Twitter: @RubenAguilar