La guerra por el precio del petróleo, encabezada por Arabia Saudita y Rusia, provocó que el día 8 de marzo el dólar estadounidense en México, alcanzara el precio de 21 pesos por dólar, cifra que no se vía desde hace tres años, previa la toma de posesión del Presidente Donald Trump.
La OPEP propuso el pasado jueves 5 de marzo retirar del mercado un millón de barriles diarios, al mismo tiempo que les pidieron a países como Rusia, entre otros, se hicieran cargo de otros 500.000, es decir millón y medio de barriles menos en el mercado. Lo anterior basado en la crisis desatada por el Covid-19 ha causado un fuerte retroceso de la demanda de petróleo, por ejemplo: China, que representa el 13.4% del consumo, se ha visto muy disminuido por las razones que todos conocemos. Por ello, según la OPEP es necesario sostener los precios, que desde entonces han perdido un tercio de su valor.
El barril de petróleo cayó a niveles del verano del 2016. El Brent, la variedad de referencia en Europa, ayer a media tarde cotizaba apenas por encima de los 45 dólares, con un desplome cercano al 9% respecto al día anterior.
Sin embargo, los rusos rechazaron la propuesta, toda vez que su barril está cercano a los 42 dólares, y que la misma solo beneficiaría a Arabia Saudita quien pretende mantener el precio de su producto en 83 dólares con esta medida.
Si hubieran aceptado la propuesta de la OPEP y cerrado el grifo, habrían dejado más terreno libre al gigante estadounidense Petrolero y sus aliados los árabes para verse beneficiados.
El analista especializado John Kemp. “El problema básico de la OPEP es que lo único que hacen los recortes es propulsar la producción estadounidense. Los norteamericanos han captado todos los incrementos globales de consumo en los últimos años”,
Desafortunadamente para nuestro país, quedamos en medio de esta lucha entre gigantes que llevó a perder el día domingo 6% del valor por las presiones internacionales del mercado de futuro de este combustible que sufrieron su mayor baja desde 1991.
Para nosotros es muy importante reconocer que PEMEX vive una seria crisis financiera que data desde hace más de 8 años, misma que ha llegado a reconocérsele como una empresa en quiebra técnica, por los más de 100 mil millones de dólares que tiene como deuda y si bien el gobierno federal hace un gran esfuerzo para sanear y reactivar a la misma, debemos seguir apostando la inversión en sectores muy sólidos como es el manufacturero y el de servicios, particularmente en el sector turístico, para no estar sujetos de las economías petroleras.
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