En los últimos días hemos presenciado como nuestro planeta y nosotros, sus habitantes, estamos conectados, aunque no necesariamente bien comunicados. Los retos globales, no sólo pasan por las finanzas o la internet, sino que hemos construido a través de los años, necesidades globalizadas, y esta hiper conexión nos demanda inexcusablemente, soluciones globales.
Me explico, el cambio climático, el terrorismo, las finanzas, el intercambio de bienes y servicios que en algunos países no tenemos, o bien porque no tenemos la tierra para generarlo o bien porque no podemos producirlo y que se encuentra en el mercado global y del que hacemos uso, son ejemplos de los “nuevos” retos globales.
Hoy en día, el reto global más acuciante es combatir una pandemia vírica, el COVID-19, que ha provocado entre otras cosas: la caída de las bolsas en el mundo y la desaceleración del comercio mundial, que, mezclado con la caída de los precios del petróleo por el conflicto entre Siria y Rusia y la subida del dólar, parece que tenemos ante nuestros ojos, una potencial histeria colectiva por todo el globo terráqueo.
El COVID-19 nos ha recordado que las fronteras siguen siendo un artificio humano y que los problemas de uno son problemas de todo. De ahí que las propuestas de solución debieran ser consensuadas, negociadas e implementadas de manera multilateral.
La multilateralidad sale a colación de la decisión justamente unilateral de Estados Unidos de prohibir la entrada de ciudadanos europeos sin residencia permanente en dicho país. Afirmando y acusando a la Unión Europea de no haber hecho nada para detener el virus. En su discurso a la Nación, Donald Trump aprovechó para aparentemente hacer propaganda política al decir: “El virus no tiene ninguna oportunidad con nosotros, ningún país está más preparado que el nuestro, tenemos la mejor sanidad y los mejores médicos”. Suena más a demagogia que a interés real por frenar la pandemia y prevenir problemas para la salud de los estadounidenses.
La Comisión Europea ha dicho que no está de acuerdo con la decisión de Estados Unidos: “más que acciones unilaterales se requiere de cooperación” pues efectivamente, un reto de esta naturaleza, como lo es la migración, por ejemplo, no puede ser administrado correctamente sin el apoyo de los demás países.
Queda probado que los problemas del mundo no deberían, ni nos son ajenos, y que justamente como lo señala la Unión Europea, es la cooperación lo que dará verdaderos resultados para prevenir, combatir y acabar con los problemas globales.
La pandemia del tan mencionado virus nos está poniendo a prueba de cómo podemos gestionar crisis trasfronterizas, en el pasado no hemos podido, como humanidad resolver nuestros problemas comunes de una manera eficaz y eficiente, ¿Seremos capaces, esta vez, de conseguirlo?
Las previsiones no son nada halagüeñas y todo indica que una vez más, que los seres humanos no conseguiremos ponernos de acuerdo. Cada uno tirará agua para su molino, y nos despertaremos con los mismos problemas de siempre.
Carlos Gonzalo Blanco Rodríguez
Abogado internacionalista y catedrático universitario.
Correo: cgonblanc@aim.com