Hace una semana establecimos que es posible manipular y configurar nuestro entorno en vez de ser simples víctimas de fuerzas externas que están más allá de nuestro control, acordamos que lo anterior es posible gracias al uso de la estrategia ante situaciones que la lógica y el sentido común dictan que perderemos.
Sostuvimos que existen tres elementos que conforman la estrategia humana: engaño, alianzas y uso de la violencia. En esta entrega te platicaré más a fondo de la importancia de las Alianzas.
Para ello, seguiré retomando lo escrito por Lawrence Freedman en “Estrategia: Una historia” (2013) donde explica que la “lucha por la vida” pasa irreparablemente por la necesidad de relacionarse con otros grupos.
Por ello, y tal y como haría el filósofo político Norberto Bobbio para definir un concepto, primero debe establecerse qué no es; así pues, echaré mano de una referencia de Freedman para sostener que el concepto de Alianza es todo lo contrario al comportamiento de las hormigas.
Seguro te estarás preguntando ¿qué tiene que ver una cosa con la otra? Bueno, pues te cuento que existen varios estudios que relacionan la teoría Darwiniana sobre la evolución de las especies con relaciones internacionales, guerra y conflicto. En ese tenor, es impresionante saber que las hormigas se encuentran entre las creaturas más belicosas.
Estos pequeños insectos viven para la agresión incansable, conquista territorial y aniquilación total de las colonias vecinas. Incluso Bert Höllbroder y Edward O. Wilson en su libro Journey to the Ants: A Story of Scientific Exploration, afirmaron: “Si las hormigas tuvieran armas nucleares, probablemente acabarían con el mundo en una semana”.
En esta lógica no hay espacio alguno para los acuerdos y la negociación, por ello, la guerra entre las hormigas no puede denominarse de ninguna manera estratégica, pues se basa en la incontenible y violenta agresión utilizando la fuerza bruta. Todo lo contrario al sentido de la cooperación y la necesidad de limitar el conflicto, ambas cosas necesarias para darle forma a las relaciones sociales y sobrevivir más allá de dos o tres guerras emprendidas.
En contraposición, podemos observar a los chimpancés, de quienes Charles Darwin sostiene emana el hombre, ellos muestran claramente cualidades de tolerancia, autocontrol y empatía; dichas condiciones les valieron la posibilidad de generar interacciones con el objetivo de sobrevivir en un entorno físico difícil.
¿Observan la conexión entre estrategia y evolución? Bueno, pues las alianzas no son otra cosa que técnicas básicas de supervivencia, útiles en los grupos sociales más primitivos como en los más avezados.
En las siguientes entregas seguiremos ahondando sobre estos temas que espero sigan siendo de su agrado. Agradezco mucho su apoyo a esta columna, que como lo comenté semanas atrás, aspira a ser un puente de comunicación y diálogo que permita conseguir que el mundo sea más comprensible y, por consiguiente, más predecible, de modo tal que la gran mayoría de las cosas que usted vive en su diario andar pueda explicarlas y juzgarlas mejor.
*Maestro en Administración Pública (INAP)
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