La democracia es útil y provechosa para la ciudadanía si existen organizaciones que representen el mosaico social con su diversidad de ideologías, criterios, proyectos, posiciones y tendencias. Las opciones político-electorales de derecha, izquierda y centro con todos sus matices son imprescindibles en un sistema democrático de partidos como el nuestro.
Los partidos políticos son entidades de interés público con personalidad jurídica y patrimonio propios, con registro legal ante el Instituto Nacional Electoral o ante los Organismos Públicos Locales, y que tienen como fin promover la participación del pueblo en la vida democrática, contribuir a la integración de los órganos de representación política y como organizaciones de ciudadanos, hacer posible el acceso de éstos al ejercicio del poder público.
Los partidos en México han perdido ideología, carecen de infraestructura o la tienen muy reducida; no tienen organización, no tienen disciplina y ahora casi se quedan sin militantes. Y en esta tragedia está incluido Morena, el nuevo partido en el poder, que todavía no toma conciencia de su importancia y de su gran responsabilidad en momentos difíciles para el país, cuyo nuevo gobierno está enfrascado en un verdadero cambio de régimen, sin corrupción, sin impunidad, austero, eficaz y actuando siempre con sentido patriótico.
En días recientes se dio a conocer de la pérdida de confianza de la ciudadanía, algo que no es nuevo, y de la pérdida de su militancia, esto último llama la atención y es que las fuerzas políticas tenían, en conjunto, 13 millones 549 mil 855 afiliados antes de la elección del 2018 y para enero de 2020, esta cifra se redujo a 4 millones 280 mil 465 afiliados, esto es, entre desencanto, errores y duplicidades, abandonaron la política activa 9 millones 269 mil 390 ciudadanos y ciudadanas.
Los más afectados son el PRI y el PRD, con una reducción del 76 y 75 por ciento, respectivamente. Le sigue el PAN con una caída del 38 por ciento, y el PT y MC con una baja de 51 por ciento cada uno. Morena, en cambio, perdió un 12 por ciento de militancia. La única organización que creció fue el Partido Verde, con un 51 por ciento de aumento en las afiliaciones.
Si bien es cierto, la militancia no define todo en un partido, aunque sin duda da cuenta de su capacidad de operación y arraigo. Se pueden ganar elecciones con padrones bajos y se puede perder con listados abultados, el PRI (6 millones 546 mil 560 afiliados antes de la elección) y Morena (317 mil 595 registros) son el mejor ejemplo de ello, porque las contiendas tienen que ver mucho con el arrastre de los candidatos y más si lo que está en disputa es la presidencia de la República.
Los partidos políticos en México tienen un presente difícil y un futuro peor, requieren una reorganización trascendente, reinventarse, cambiar sus modos y sus formas corruptas; y lo más importante deben de mirar hacia dentro en la búsqueda de ver sus errores, no solo los electorales y volver a ser el instrumento que fomente el Estado de Derecho.
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