Como era de esperarse el Senado de los Estados Unidos ha absuelto a Donald Trump en el ‘impeachment’, del que fue sujeto, siendo este el tercero en la historia de este país que vivió este procedimiento.
Los Senadores del partido demócrata lograron dos tercios de la Cámara Alta que votaron por sancionar al Presidente ante los cargos que le hacían por abuso de poder y obstrucción al Congreso. Asimismo, por presionar a su homólogo ucraniano para investigar a Biden y su hijo, para obtener un rédito electoral.
El juicio por el llamado escándalo “ucraniano “ilustró la profundidad de las diferencias entre demócratas y republicanos en el Congreso, pero también las que dividen a los estadounidenses de a pie bajo la poco ortodoxa administración del mandatario. Un día antes 4 de febrero, Trump acudió ante el Congreso para presentar su discurso sobre el Estado de la Unión, en el que presumió sus logros económicos como el pleno empleo, el crecimiento de los índices bursátiles y la sustitución del T-MEC y, pese a estar en medio de un proceso de destitución, salió bien librado.
En este contexto para los demócratas, Trump es un líder peligroso que cree estar por encima de la ley. Para los republicanos, el presidente es víctima de una campaña orquestada por sus enemigos para impedir su reelección. Según las encuestas, prácticamente la mitad de los estadounidenses quieren que Trump sea expulsado de la Casa Blanca, opinión que sostienen 85% de los votantes demócratas y 10% de los republicanos.
Trump ganó la interna republicana en 2016 a pesar del rechazo abierto de algunos integrantes de ese partido, pero hoy ostenta control total sobre ellos. Desde su cuenta en Twitter, retribuye con elogios a quienes lo defienden y se encarga de fustigar a los disidentes. En el Congreso, el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, es su aliado y mantiene a los legisladores del partido alineados.
A pesar de que dos senadores republicanos votaron a favor de llamar a testigos, lo que hubiese estirado el juicio, el lado de Trump ganó finalmente, dejando al margen el testimonio de gente como el exasesor John Bolton. En la votación final por condena o absolución, solo un senador republicano rompió filas con su partido y declaró a Trump culpable. Fue Mitt Romney, que llamó las acciones del presidente un “terrible abuso de la confianza pública”.
Los demócratas deben estar desesperados y en adelante van a tener que pensar detenidamente cualquier paso que quieran dar para impactar al presidente neoyorquino en la idea de desprestigiarlo ya que en el proceso electoral Trump se ha visto fortalecido, porque como dice el dicho “lo que no te mata, te fortalece.”
Termino con lo comentado por la portavoz de la Casa Blanca, Stephanie Grisham. “Hoy, la farsa de intento de juicio político tramada por los demócratas acabó con la completa reivindicación y exoneración del presidente Donald J. Trump”.
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