La educación en Finlandia

El sistema educativo de Finlandia se ha vuelto un referente a nivel mundial. Los resultados de las y los alumnos en la prueba PISA son notables y mejoran año con año.

Desde los años setenta las autoridades finlandesas se propusieron que todos los estudiantes obtuvieran los estándares más altos que en otros países solo se contemplaba, para los considerados de élite.

Elemento central del éxito ha sido el permanente cambio e innovación. Cada diez años se modifica el programa de estudios de primaria (7 a 16 años) y secundaria (16 a 18 años).

Frente a los contenidos tradicionales se priorizan las habilidades para aprender a comunicarse, el pensamiento crítico, el trabajo en equipo y resolver problemas relacionados con hechos de la realidad.

El modelo exige la coordinación entre los profesores, parte de un todo, que se asumen como profesionales que están en constante cambio y aprendizaje.

Desde 2016, las y los niños en el primer año eligen los temas que quieren desarrollar en sus proyectos que coincide con lo que más les interesa. Los estudiantes comparten los resultados de su proyecto con sus compañeros y otras clases.

Las y los niños también acuerdan proyectos compartidos que trabajan de manera conjunta. Los maestros nunca suplen el trabajo de sus alumnos, pero sí los guían y acompañan.

En el modelo hay una combinación permanente entre los medios tradicionales y los nuevos a los que se accede por diversas tecnologías. Los proyectos se inician consultando libros y no el Internet.

El pilar básico del “aprendizaje por fenómenos” son los maestros. Éstos gozan de un gran prestigio social, ganado a pulso por sus resultados, y la confianza de los padres de los estudiantes.

La autonomía didáctica de los profesores es plena, pero esto no impide que sean supervisados en su desempeño y también evaluados en el resultado de los mismos.

Los profesores reciben muchas horas de formación y tienen el apoyo de tutores tecnológicos y el respaldo de la Universidad, que evalúa el conjunto del proceso y sus distintos componentes.

En Finlandia por cada plaza de estudiante de Educación se presentan nueve candidatos. Se evalúa el expediente, hay una exigente prueba de acceso, pero sobre todo una entrevista y una práctica.

Se asume que ser profesor requiere, de antemano, una aptitud excepcional, para la docencia. No cualquiera lo puede ser.

La educación de Finlandia, pero también de otros países de alto puntaje en la prueba PISA, muestran que la buena enseñanza exige maestros de alta calidad.

Así, no cualquiera que se inscriba en la normal tiene las características, para ser un buen profesor. Hay que ser rigurosos en el sistema de ingreso.

En México con el actual gobierno se han dado pasos atrás en el proceso de cambios al sistema educativo que implicaba, entre otras cosas, contar cada vez con mejores maestros. Eso quedó atrás. (Con información de Elisa Silió, El País, 24.11.19)

Twitter: @RubenAguilar

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