En las pasadas columnas hablamos del valor del fracaso y cómo aprovecharlo, comentamos sobre algunos aspectos básicos que hacen que un directivo fracase, tales como aferrarse a una visión incorrecta de la realidad, aversión a la innovación y al cambio, un ego desbordado hacia él y su empresa, interpretar mal a la competencia y hacer caso omiso de información vital. En resumen: Un mal diagnóstico, una parcial observación de la realidad y un erróneo método en la toma de decisiones.
En ese tenor, en esta ocasión quiero hablarte de la Estrategia, la cual engloba aspectos de un correcto diagnóstico y una adecuada toma de decisiones del líder.
Contar con una estrategia significa observar el mundo y analizarlo a corto plazo, así como la habilidad para prever las consecuencias a largo plazo. Contar con una estrategia contempla identificar las causas más que los síntomas; ver el bosque y no solo los árboles.
Ésta surge normalmente en respuesta a un conflicto. Es decir, varios actores compiten por un mismo objetivo.
El concepto se acuña en la terminología militar en el siglo XVIII, y a partir de ahí se extiende a otros campos como la política. En el último siglo se ha popularizado sobre el todo en el mundo de los negocios, ligado a la organización y la gestión de empresas, no obstante, no existe en la actualidad alguna actividad que no contenga estrategia; tan solo piensa las actividades que realizan los médicos, los abogados, los políticos, los enamorados, etc.
Sin embargo, para no vaciarla de contenido, no debemos entender a la estrategia como cualquier proceso que conduce a cualquier fin, por el contrario, debe entenderse como aquel proceso que mantiene el equilibrio “exacto” entre los fines, los métodos y los medios.
La importancia de conocer sobre este tema radica en que, ante un mundo complejo, nos encontramos con situaciones cada vez más difíciles de diagnosticar y con actores cada vez más fuertes, con mayores recursos, ágiles e inteligentes, por lo que la fuerza y una simple estrategia no alcanza para obtener la victoria.
Aquí, incluso convendría recordar a Sun Tzu que nos enseña a usar el ardid como arma. Su lección es: “Si eres astuto y sagaz, ganarás a tu oponente”. El engaño o la sorpresa es otro factor clave en la estrategia.
En las próximas columnas ahondaremos en este apasionante tema, tomando como base el libro “Estrategia: Una historia” (2013) del autor Lawrence Freedman quien lanza una pregunta retadora: ¿Es posible manipular y configurar nuestro entorno en vez de ser simplemente las víctimas de fuerzas que están más allá de nuestro control?
¿Tú qué dices?
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Les agradezco a todos los que se han puesto en contacto, una vez más les recuerdo que esta columna es un espacio para abrir el diálogo y adentrarnos al mundo de las ideas, así que espero sus comentarios y sugerencias en: julianpulidogomez2208@gmail.com o en @ContactoPulido
¡Pasen un extraordinario Día del Amor y la Amistad!
*El autor cuenta con 20 años de experiencia en temas de Dirección de Personal y Talento Humano, tanto en el sector gubernamental como en la IP. Maestro en Administración Pública (INAP)