Bolivia y México una relación distante

El asilo político es únicamente el que se concede a una persona desterrada o que ha huido de su país por motivos políticos. El asilo político está contemplado en la Convención de Ginebra “Estatuto sobre los refugiados” de la que México y Bolivia son parte. Es decir, son obligatorias para ambas partes.

La Convención de Viena sobre relaciones consulares contempla en su artículo 22 que las misiones diplomáticas son inviolables para cualquier estado receptor.

Tanto México como Bolivia están obligados a dar asilo bajo las circunstancias de persecución política o cuando por motivos de conflictos armados y se funde en temores inminentes sobre la vida puedan pedir la protección los interesados.

Por otro lado, las misiones diplomáticas, funcionan con el objetivo de prestar servicios fundamentales a sus connacionales. Pero también podrían dar asilo a personas que lo soliciten en las circunstancias antes mencionadas, ya que las misiones son una extensión territorial del estado que despliega su misión diplomática.

¿Hizo bien México, obligado por la Convención sobre los refugiados, en dar asilo a los ex funcionarios del gobierno de Evo Morales?

La pregunta salta a la vista de manera puntual porque el Gobierno Boliviano de acuerdo con la misma Secretaría de Relaciones Exteriores ha estado asediando la residencia de la misión diplomática mexicana en dicho país.

¿Por qué el Gobierno mexicano tomó la decisión de “proteger” a los ex funcionarios antes mencionados?

El Gobierno mexicano tiene la obligación de protegerlos, al mismo tiempo que deberá colaborar con el Gobierno boliviano para la persecución de los delitos y de las personas que los cometen en dicho territorio como una forma de buena voluntad y sobre todo legal en las relaciones entre ambos países.

Aquí la cuestión es que nos encontramos en un conflicto diplomático que no tiene una explicación lo suficientemente clara para proteger a unos o colaborar con los otros.

Tiene la decisión del gobierno mexicano un carácter político, pero lo más llamativo desde mi punto de vista, es que tiene un carácter ideológico. Ahí la cosa se complica, no obstante, el conflicto en diplomacia puede ser una mala señal de política exterior.

Los tiempos cambian y las transformaciones pueden sacudir no solo las relaciones internas sino también exteriores de los Estados.

Espero que la política exterior de México tenga un buen cause para los intereses de todos los mexicanos.

Carlos Gonzalo Blanco Rodríguez
Abogado internacionalista y catedrático universitario.
Correo: [email protected]

@cgonblanc

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