La crisis deontológica del 2019

 

Hay que señalar que fue un año de muchos contrastes sociales. Quizá si habláramos con exactitud de cada uno de ellos, no acabaríamos en este breve espacio. La política tomó un giro diferente desde Bolsonaro en Brasil, hasta el juicio político de Trump a finales del año; mientras que el desacuerdo social surge desde las marchas feministas hasta el descontento de protestas para los Derechos Humanos en diferentes países.

Si bien es cierto, las masas sociales están evolucionando y muchos investigadores clásicos y contemporáneos, han hablado de la ruptura social futurista. Donde aquella época clásica nos alcanzó con el futuro y con un presente resquebrajado; y unos próximos diez años más complejos, hasta para el mismo planeta. Ya lo señalaba Bauman en su libro –Retrotopía- y haciendo alusión a una sociedad distópica. Por otro lado, A. Mattelart remarca algo similar basado en su libro -Diversidad cultural y mundialización- sobre lo que pasa con la globalización y las grandes diversidades culturales que se ocultan. Dando de esta manera una mirada a la geopolítica y sus alcances.

Como siempre, los servidores públicos y las organizaciones mundiales estuvieron en constante promoción para sus decretos al estilo vituperio. Muchas acciones políticas fueron motivo de análisis a un alto escrutinio social como: las mismas elecciones en Argentina; el destierro de Evo Morales; un México de izquierda; Maduro y Venezuela; Rusia y el largo mandato de Putin; entre otros muchos países que señalaban la débil imagen y credibilidad de la política mundial.

Sin dejar de señalar las constantes protestas que se llevaron a cabo en varios países desde España, hasta el efecto domino de Ecuador y sus países vecinos. Protestas que van desde los desacuerdos del Fondo Monetario Internacional, hasta las remarcadas desigualdades que viven actualmente ciertas poblaciones y ciudadanos. Aquí se aúna la falta del trabajo de las organizaciones sociales para los Derechos Humanos y la carencia de representación por parte de los gobiernos.

El año concluyó con las protestas feministas y un himno creado en Chile, y del cual representó el movimiento a nivel mundial. Un movimiento que al parecer tendrá para el próximo año 2020 una restructuración de ideología. Además, en el mismo año 2019 las protestas fueron el gran desacuerdo entre gobiernos y ciudadanos, los cuales hicieron en Ecuador, Colombia, Chile, España, entre otros; la notoriedad de lo que pasa con las nuevas estrategias de gobernabilidad que no satisfacen las necesidades básicas de la mayoría. Por último, la ONU intenta desarrollar su agenda 2030, la cual al parecer todavía enfrenta una falta de empatía para ciertos sectores, lo que pone en grave peligro como el objetivo 13, el cual está basado en el cuidado del clima.

El año para todos obtuvo buenos y altibajos momentos, pero no está demás recalcar que las generaciones desde los Silent Generation (quedan pocos), Baby Boomer, Generación X, Y (Millennial) y Z (Centennial); nos queda mucho por trabajar, y recordar que el mundo necesita de todos para crear una deontología digna de grabar en los nuevos libros de historia.

*El Autor tiene Doctorando en Investigación de la Comunicación en la Universidad Anáhuac México. EXPERTO Y CONFERENCISTA EN ÁREAS DE COMUNICACIÓN GUBERNAMENTAL, IMAGEN, CREDIBILIDAD Y POLÍTICAS PÚBLICAS.

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