Hace aproximadamente 10 años la minería mexicana tuvo otra cara, debido al descubrimiento de grandes yacimientos de litio -fuente de energía del siglo XXI- en los estados de Sonora, Zacatecas y San Luis Potosí, muchos lo consideraron como la nueva época dorada de la minería en México, ya reconocida a nivel mundial por la producción de zinc, plata y oro. Los primeros análisis en campo mostraron reservas de casi 1.5 millones de toneladas de litio, lo cual pondría a México como uno de los principales productores a nivel mundial.
En el 2012 la subsidiaria Bacanora Minerals -ubicada en el estado de Sonora- realizó diversos estudios para valorar el potencial de producción, determinando 75,000 toneladas anuales de carbono de litio, es decir, casi el 45% de la producción mundial, y garantizando su extracción durante los siguientes 80 años.
El litio tiene múltiples usos, se emplea en esmaltes para porcelana, en soldaduras, vidrios con características especiales, para mejorar la calidad de aceites lubricantes, en reactores nucleares y en los últimos años en la elaboración de baterías, tal vez, la transición en el uso de combustibles fósiles a la batería de litio en los vehículos. Otro uso novedoso del litio es su empleo con fines medicinales; se usa como disolvente para cálculos en la vejiga, en tratamientos para la osteoartritis, como antídoto en psicosis maniaco-depresivas y en tratamientos de trastorno bipolar.
Al litio se le ha llamado “el oro blanco”, debido a la gran demanda y ganancias generadas por los insumos en las baterías de celulares y de vehículos eléctricos. Se estima que para el 2025, el mercado de las celdas de baterías podría tener un valor de 424 mil millones de dólares.
El litio ha jugado un papel fundamental frente a la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y con su uso lograr sustituir los combustibles fósiles como fuentes de energía, por ello, múltiples ambientalistas están de acuerdo con su aprovechamiento y formas de explotación.
Este mineral se obtiene de distintas fuentes, la principal es en las salmueras y salares –zonas salinas donde se obtiene la sal-, siendo la fuente más rentable y la más recurrida actualmente, ya que implica un menor costo de producción para obtener carbonato de litio, el compuesto que sirve como materia prima para las baterías.
Los salmueras y salares son cuencas cerradas, en donde el agua queda almacenada de tal forma que distintos minerales y elementos químicos se concentran en ella. La salmuera es bombeada mediante perforaciones y luego expuesta al sol para evaporar el líquido y concentrar los componentes de interés, en este caso, carbonato de litio.
Se estima que por cada tonelada de litio extraída se evaporan alrededor de dos millones de litros de agua, clara evidencia del impacto al recurso hídrico, provocando la disminución de los mantos acuíferos -agua dulce- de la región.
Un punto desfavorable de la explotación de litio, es que puede ocasionar graves daños en la salud humana y en el medio ambiente como: su consumo y contaminación del agua; en la fragmentación y destrucción de ecosistemas: impacto negativo en la biodiversidad y en la generación de residuos peligrosos, afectaciones que ponen en un gran riesgo la sustentabilidad de la zona.
Una de las características del litio es que reacciona con el vapor de agua, con el nitrógeno, con el oxígeno y el aire. Cuando entra en contacto con el ambiente forma hidróxido de litio, el cual es particularmente peligroso debido a su potencial corrosivo, teniendo un gran impacto en los organismos acuáticos.
Durante su proceso de producción existe peligro de las sustancias que pueden contaminar los mantos acuíferos, por ejemplo, si el cuerpo humano recibe una dosis mayor a 10mg por litro puede ocasionar desde una intoxicación ligera hasta estados de confusión, pero en casos superiores a los 20mg puede causar la muerte.
Trágicamente el reciclaje de baterías de celulares y autos eléctricos elaborados a base de litio, está generando un serio problema de contaminación en suelos y mantos friáticos, debido a que su disposición final en los centros de transferencia no se realiza de forma adecuada, ignorando el gran riesgo que éstos residuos pueden ocasionar, por ello, se deben exigir prácticas de reciclaje de litio que protejan el medio ambiente, como se hace con el manejo de los acumuladores para la obtención del plomo.
Hoy en día existen diversas propuestas para extraer el carbonato de litio sin utilizar grandes cantidades de agua, propuestas que deben ser atendidas por las políticas no solo nacionales, sino internacionales, ya que los impactos provocados al medio ambiente pudieran tener consecuencias globales. Desarrollar regulaciones en la extracción, uso y disposición final del litio, podría ayudar a su producción y a disminuir los impactos negativos al medio ambiente y a la salud humana, México ya debería ir pensando en éstos temas, y más aún, teniendo como ejemplo los desastres ecológicos provocados por la minera Grupo México en los ríos Bacanuchi y Sonora.
Antero Carmona
*El autor es Médico Veterinario por la UAEMex. Ambientalista, incansable difusor de la protección, conservación y desarrollo sustentable de los recursos naturales, y promotor del trato digno y bienestar animal.
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