El pasado 4 de noviembre del año en curso, fueron, salvajemente asesinadas 12 personas: 3 mujeres y 9 menores en el Estado de Sonora, México.
No logro comprender en qué momento la descomposición social en México se convirtió en algo tan “normal” que pareciera que nada escandaliza a la población mexicana. Y es que, tan acostumbrados están los mexicanos a la violencia, que cualquier acto violento, asesinato, tortura, o llámele como quiera, se considerara como uno más.
No es que el caso LeBarón sea más o menos importante que las más de 38 mil personas asesinadas en México en lo que va del año, pero pensar en niños asesinados por sicarios me hace remover mis tripas y no me deja indiferente ante lo que todos los días sucede en México, un día sí y otro también son asesinadas personas por muchos motivos, pero el más importante: la descomposición social de los y las mexicanas desde mi punto de vista.
En México, es “normal” que las madres de los ladrones persignen a sus hijos antes de salir a “trabajar” y a recibir dinero ganado a costa de generar violencia y temor a los otros que sí trabajan, que sí se esfuerzan.
No se equivoca el presidente de México cuando hace un llamado a las madres de México para “enderezar” a sus hijos, pero quizá olvida que algunas de esas madres son cómplices y beneficiarias de la violencia generalizada en la que tienen sumido a México.
¿Qué no es un asunto de ahora? No, esto ha sido una degeneración social que se ha ido acrecentando con el tiempo y por la alta impunidad y por la corrupción de las autoridades mexicanas, pero también, y hay que señalarlo, de los y las mexicanas como ciudadanos. Todos somos corresponsables.
Por un lado, la sociedad mexicana debe cambiar, mejorar en valores, prioridades y volver a lo básico: el respeto y la tolerancia como la norma y no como la excepción. La apatía y la falta de solidaridad en nuestra sociedad nos está pasando factura y debemos enderezar el camino.
¿Quién es culpable? No escribo para buscar culpables sino para señalar que toda la ciudadanía de un país somos corresponsables de lo que sucede en nuestras sociedades. Por supuesto que incluye a los gobiernos, actuales y pasados, pero no son los únicos responsables.
La estrategia del presidente de México en atender las causas es, desde mi punto de vista, acertada. Pero esta estrategia no dará resultados en el corto plazo. Por lo tanto, necesitamos diseñar una estrategia a corto plazo que nos permita acabar con la violencia generalizada en México.
El Estado tiene el monopolio de la fuerza para hacer cumplir las normas que rigen nuestra convivencia social, ese poder, está otorgado por los ciudadanos para que los gobiernos la empleen con el fin de proteger a la ciudadanía.
La paz tan anhelada por todos los que vivimos en México se alcanzará en el corto, mediano y el largo plazo diseñando una estrategia integral, casi holística que pueda alcanzar a cumplir todos los frentes abiertos. Es urgente y necesario.
En paz descansen los 38 mil y contando.
Carlos Gonzalo Blanco Rodríguez
Abogado internacionalista y catedrático universitario.
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