Desde tiempos prehispánicos la riqueza natural de México ha sido un elemento fundamental para el correcto funcionamiento de las sociedades, proporcionado una infinidad de elementos, como: vestido, alimentos, medicinas, materias primas, etc., e inspiración para las expresiones artísticas y culturales.
El Norte del país se caracteriza por sus recursos naturales, algunas veces vistos de forma errónea, pensando en zonas desérticas -sin vida-, por el contrario, este extenso territorio cuenta con una gran variedad de ecosistemas que son hábitat de un gran número de especies silvestres, muchas de ellas únicas en el mundo.
Una de las especies simbólicas del noreste de México es el perrito de las praderas; existen 5 especies de perritos en norteamérica: el Cynomys parvidens, Cynomys gunnisoni, Cynomys leucurus, Cynomys ludovicianus y Cynomys mexicanus. En México se distribuyen 2 especies: el Cynomys ludovicianus (perrito de las praderas de cola negra) y el Cynomys mexicanus (perrito de las praderas mexicano).
El perrito de las praderas mexicano (Cynomys mexicanus) es endémico, y su presencia es fundamental para el funcionamiento de los ecosistemas de pradera. Se les llama perros, porque su llamado de alerta suena similar al ladrido de un perro. Un dato interesante del C. mexicanus, es que ninguna de las especies descritas, provee una liga directa, posiblemente descienda del C. ludovicianus, el cual tuvo una distribución más al sur durante la glaciación. Su expansión en territorios sureños y su contracción del rango de distribución fue la responsable de poblaciones remanentes, dando paso evolutivo al C. mexicanus. En la actualidad las poblaciones más cercanas de estas dos especies se encuentran a una distancia aproximada de 540 km.
El perrito de las praderas de cola negra habita las praderas de Chihuahua hasta el norte de los Estados Unidos; mientras que el perrito de las praderas mexicano, tiene un rango limitado de distribución y habita solamente en llanos y praderas en el área de confluencia de los estados de Coahuila, Nuevo León y San Luis Potosí.
El perrito de las praderas mexicano es muy parecido al perrito de las praderas de cola negra, pero éste es más pequeño, y una de las características externas visibles es que el color negro de la cola cubre la mayor parte de su mitad distal.
El C. mexicanus habita valles con altitudes que varían de 1600 a 2200 msnm, la vegetación existente se caracteriza por hierbas y pastos bajos. La vegetación presente en donde existen colonias siempre es de menor altura que la vegetación del área circundante. Los perritos de la pradera prefieren establecerse en áreas en donde la vegetación es más baja, además de forrajear las plantas a una cierta altura -mayor a 20cm-, aun cuando no las consuman, de esta forma ayudan al funcionamiento de los pastizales.
Su hábitat tiene una distribución en parches, por ello su distribución es restringida. Viven en madrigueras espaciadas, de entre 5 a 10 metros -pudiendo ser más-, las construyen en suelos profundos y libres de rocas, ya que esto impide la funcionalidad de las galerías, estos habitáculos se caracterizan por ser montículos de tierra de 1 a 2 metros de diámetro -la tierra de la excavación se acumula en la entrada y perímetro-. Estos montículos sirven como puestos de observación para alertar sobre la presencia de posibles depredadores, como: halcones, coyotes, comadrejas y víboras de cascabel. Su comportamiento ha servido para establecer vínculos con otras especies y vivir en simbiosis, es común encontrar a la ardilla moteada (Spermophilus spilosoma) y al tecolote llanero (Athene cunicularia), compartiendo la misma madriguera.
El perrito llanero mexicano, es una especie endémica, prioritaria para la conservación y los esfuerzos por parte de los tres niveles de gobierno deben enfocarse en proteger y garantizar su continuidad, no solo de la especie sino de su hábitat que juega un rol fundamental en la dispersión de la especie.
Es aquí, donde una Asociación Civil, Amigos del Desierto de Coahuila A. C., ha marcado la diferencia en la conservación de diversas especies de flora y fauna silvestre autóctona, entre ellas, el perrito llanero mexicano (Cynomys mexicanus). Su programa de conservación en cautiverio ha sido un gran éxito; iniciando en el año 1999, con una colonia de 5 ejemplares -2 machos y 3 hembras- capturados en el Rancho Los Ángeles; hoy en día se cuenta con una colonia de más de 40 individuos -con buena variabilidad genética- lo que hace de este éxito reproductivo, una excelente herramienta para su reintroducción en áreas específicas, garantizando la continuidad biológica y evolutiva de la especie.
De no actuar ya con proyectos de conservación in-situ, la existencia del perrito llanero mexicano (Cynomys mexicanus) y su hábitat, estarán seriamente comprometidos; los cambios en el uso del suelo, la contaminación del medio ambiente, la corrupción y las políticas mal dirigidas, son el lastre para esta y otras especies; como sociedad debemos actuar, ya que la posibilidad de conservar al perrito llanero mexicano a largo plazo se reduce a grandes pasos.
Antero Carmona
*El autor es Médico Veterinario por la UAEMex. Ambientalista, incansable difusor de la protección, conservación y desarrollo sustentable de los recursos naturales, y promotor del trato digno y bienestar animal.
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