La mayoría de nosotros despertamos, y así sin más, comenzamos con nuestro día a día, inmersos en una rutina que nos hace olvidar, algunas veces de forma egoísta, ya que nos desentendemos de lo que sucede en nuestra área de confort, actividades que nos alejan de las cosas que nos dan vida y sustento, así es, hago referencia a la naturaleza, cuántos de nosotros nos ocupamos verdaderamente por su cuidado, y cuántos de nosotros realmente hacemos algo tangible para solucionar alguna problemática de tipo ambiental, por pequeña que sea, recordemos que los grandes cambios empiezan por uno, y la suma de estos hacen la diferencia.
Desgraciadamente los problemas ambientales que hoy en día vivimos son generados por nuestro estilo de vida, irónicamente mientras los recursos naturales se van agotando hay quienes especulan en cómo poder emplazarlos, en vez de encontrar una solución para no agotarlos.
Inevitablemente el aumento de la población trae consigo mayor y diversas formas de contaminación, en gran parte al consumismo, ya que al existir más vidas en el planeta se debe buscar la forma de alimentarse y un sitio donde vivir, aunado a la generación de residuos, y sitios para su disposición final.
El crecimiento poblacional genera un constante agotamiento de los recursos naturales, más la ocupación territorial, reflejado en una mayor urbanización -desordenada-, menos áreas verdes, y obviamente, la destrucción de los diferentes tipos de ecosistemas naturales y su biodiversidad.
En México existen más de 500 conflictos ambientales -de acuerdo con lo señalado por el titular de la SEMARNAT-, problemáticas ambientales provocadas por megaproyectos, en su mayoría del sector minero, de hidrocarburos, termoeléctricas, transgénicos, forestales, centros urbanos, complejos turísticos y otros, que han generado graves daños a los ecosistemas naturales. Conflictos que han traído desenlaces terribles, más de 90 ambientalistas asesinados en los últimos 15 años.
Es importante señalar que la gran mayoría de estos conflictos ambientales suceden en áreas de propiedad ejidal y comunal, donde existe cierto grado de rezago social, por ello es más sencillo para los delincuentes ambientales obtener grandes beneficios, por ejemplo, la concesión de tierras necesarias para los proyectos, despojándolos de sus tierras, desgraciadamente en contubernio con las autoridades ejidales, comunales y de gobierno.
Al ser afectadas zonas aisladas o comunidades de poco interés, resulta más sencillo que no nos enteremos de cómo se dañan o alteran los ecosistemas, aunado al desgaste del tejido social de las comunidades involucradas, contaminando el entorno y enriqueciéndose con los recursos naturales.
Conflictos ambientales que dañan no sólo a los recursos naturales, la salud humana también se ve seriamente comprometida, la contaminación del aire ha generado problemas respiratorios crónicos en un gran porcentaje de la población, y se han detectado índices altos de plomo y cadmio en la sangre, lo que trae como consecuencia padecer enfermedades en los riñones, en el estómago e incluso cáncer.
Las causas principales de estos problemas ambientales involucran a las regulaciones, cuya aplicación no es estricta en cuanto a la prevención, o en las sanciones correspondientes, el estado debe aplicar leyes fuertes, controlando su cumplimiento y sancionando de forma ejemplar a los delincuentes ambientales.
Los conflictos ambientales afectan el bien común y la calidad de vida. El bien común es una responsabilidad del estado, actuando como representante del bienestar de todos los ciudadanos. Sin embargo, nosotros como ciudadanos debemos tomar conciencia de los problemas ambientales que vivimos, exigir respeto por el medio ambiente y cumplir correctamente con las regulaciones en el uso sustentable de los recursos naturales.
Antero Carmona
*El autor es Médico Veterinario por la UAEMex. Ambientalista, incansable difusor de la protección, conservación y desarrollo sustentable de los recursos naturales, y promotor del trato digno y bienestar animal.
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