El pasado sábado 14 de septiembre, fueron atacadas las instalaciones de la empresa petrolera más importante de Arabia Saudita, país petrolero y que abastece nada más y nada menos que el 5% del petróleo en el mundo. Aunque suena a poco, eso puede hacer la diferencia entre petróleo barato y petróleo caro a nivel mundial.
El ataque fue perpetrado en contra de una de las refinerías más importantes del mundo por lo que el efecto y las consecuencias pueden ser de relevancia para el mercado internacional que de manera inexcusable terminarán repercutiendo en la inflación de los productos y servicios.
Por lo pronto Arabia Saudita ha recortado a la mitad, la producción de petróleo y gas como una medida consecuencia de los ataques.
¿Quién y por qué? No está claro aún, en un principio un grupo islámico radical situado en Yemen, país vecino de Arabia Saudita se atribuyó el atentado, una rivalidad histórica por motivos religiosos. Por otro lado, la versión propuesta por el mismo gobierno de Arabia Saudita es que, es el gobierno iraní el que está detrás de estos atentados.
Cualquiera de estas dos versiones puede tener credibilidad porque tanto Yemen como Irán tienen una rivalidad histórica con Arabia Saudita. Pero por supuesto no es lo mismo que me ataque un grupo de guerrilleros yemeníes que un Estado rival, en este caso Irán. Esto para efectos de una potencial guerra en la que Arabia Saudita estaría apoyado por Estados Unidos (país que basa su economía en la guerra) y por Israel, archienemigo de la mayoría de los países árabes.
Resulta coincidencia o al menos llamativo que estos ataques hayan sido perpetrados unos pocos días después de que John Bolton, ahora ex asesor de seguridad nacional de Donal Trump fuera “renunciado” de la Casa Blanca, por aparentemente, tener diferencias con el presidente de Estados Unidos.
La versión “oficial” es que el presidente Trump tuvo algunos diferendos con Bolton con respecto a Rusia, Venezuela y, en como Bolton se inmiscuía en asuntos que competían al Secretario de Estado, Pompeo.
Bolton fue el creador de las “armas de destrucción masiva” en Irak para provocar una invasión por parte de Estados Unidos en el año de 2003 que terminaría con el derrocamiento de Sadam Hussein. Además, fue reclutado por Trump por su dura posición frente a Irán, y es quizá el asunto que mueve fichas en oriente medio. Me explico:
Una de las versiones no oficiales sobre la salida de Bolton es que este le insistía a Trump en que Irán era una amenaza seria para Estados Unidos y que no bastaba con las amenazas (muy empleadas por Trump) para frenar al régimen iraní con potencial nuclear. O, dicho de otra manera, Bolton, un bélico empedernido o un realista, más realista que la geopolítica de la posguerra, quería guerra, y no le bastaba con las amenazas de su jefe en contra del régimen de Irán.
Pero no, nada de conjeturas, sólo son algunas reflexiones. Resulta curioso como de pronto los guerrilleros yemeníes no son importantes y todo se centra en el régimen iraní. Al menos Estados Unidos podrá sacar tajada de esta minicrisis petrolera con la millonaria reserva que tiene de petróleo en el Golfo de México. Tiempo al tiempo.
Carlos Gonzalo Blanco Rodríguez
Abogado internacionalista y catedrático universitario.
Correo: cgonblanc@aim.com