Realizar ejercicios físicos puede retardar el deterioro del cerebro en personas con riesgo de padecer alzhéimer, según un estudio del Centro Médico Suroeste de la Universidad de Texas (UTSW).
La investigación demuestra que hacer ejercicio protege áreas del cerebro relacionadas con la memoria en personas con acumulación de la proteína beta-amiloide, una condición característica del alzhéimer.
Si estos pacientes afectados se ejercitan regularmente varias veces a la semana a lo largo de un año la degeneración del cerebro relacionada con la memoria es mucho más lenta, afirma el estudio, cuyos resultados se publican en el “Journal of Alzheimer’s Disease”.
La investigación comparó los resultados en dos grupos de personas mayores de 55 años que presentan acumulación de beta-amiloide en el cerebro, una condición que con el paso de los años lleva a la reducción de tamaño del hipocampo, área cerebral directamente relacionada con la memoria.
Un grupo de 70 participantes que realizó aeróbicos durante al menos media hora y cinco veces a la semana en un lapso de 12 meses presentó una disminución del 5 al 15 por ciento del volumen en el hipocampo, menor a la de otro grupo que solo hizo ejercicios de estiramiento.
Para Rong Zhang, investigador de UTSW que lideró el primero de los grupos, el hallazgo es promisorio para el tratamiento del alzhéimer en sus primeras etapas, aunque necesita ser replicado en un número mayor de pacientes.
“Si estos resultados se pueden replicar en una investigación mayor, entonces —posiblemente— un día los doctores les estarán diciendo a los pacientes de alto riesgo (de alzhéimer) que comiencen un plan de ejercicio. De hecho, no hace ningún daño hacerlo desde ahora”, manifiesta Zhang.
Aunque el ejercicio físico no evitó que el hipocampo disminuyera de tamaño, sí logró hacer más lento su índice de reducción y por lo tanto de atrofia, “lo que es una revelación emocionante”, concluye el investigador.