Esta semana en Houston debatieron solo 10 demócratas en la ciudad de Houston.
En un abrir y cerrar de ojos estaremos en las primarias en los “early states”: Iowa, New Hampshire, Carolina de Sur y Nevada. En consecuencia, más allá de los sondeos nacionales, que continúan posicionando a Biden con cómoda ventaja, al mismo tiempo que como el candidato que más fácilmente derrotaría a Trump, es hora de usar la lupa para ver cómo se proyectan las cosas en cada uno de esos estados, por el impacto que tienen en las tendencias electorales del apetecido “super martes” (donde se resuelven varios estados en una noche), y los premios gordos de California, Nueva York, Texas y Florida.
En los “early states” hay encuestas muy recientes de CBS News, según estas la pelea está cerrada a menos de un punto porcentual en Iowa, New Hampshire y Nevada entre Biden, la Senadora Warren y el Senador Sanders. Pero en Carolina del Sur, Biden lidera con comodidad sumando el 43%. En este escenario, Biden saldría de estos primeros estados con una ventaja frente a Warren y Sanders en el número de delegados electos (600 para Biden, 545 Warren y 286 Sanders); pero cabe advertir que todas las demás encuestas siguen colocando a Biden con sólida ventaja en Nevada (en cuyo caso su cuenta en delegados mejorará ostensiblemente). A partir de allí comenzamos a imaginar escenarios de retiros de candidaturas, incluyendo la Senadora Harris, quien seguramente se mantendrá en la lucha por un buen tiempo a la espera de los resultados en California y algunos estados del Sur, donde aspira competir con el bien ganado apoyo que tiene Biden de la comunidad afroamericana, por su trayectoria en la defensa de los derechos civiles y la dupla como Vicepresidente de Obama.
Así las cosas, dos preguntas emergen: ¿A dónde irían los votos de Kamala Harris?; y luego, dado que Warren y Sanders se perciben intersectando en el mismo universo electoral: ¿Qué pasaría si alguno se retira o apoya al otro? Hay algunos números indicativos, según los estudios de Morning Consult. Los electores de Harris parecen tener más afinidad con Biden, y sorpresivamente, la compatibilidad entre quienes apoyan a Sanders y Warren no es ideológica y aritmética, de hecho, casi un tercio de quienes apoyan a Sanders prefieren a Biden, y lo mismo pasa con los electores que apoyan a Warren. Es decir, si Warren o Sanders se retiran Biden también crece.
La otra pregunta que surge es con respecto al respaldo del voto latino, y en eso nos ofrece claves el estudio de Univision con la Universidad de Houston. Biden es el preferido de los hispanos con 22%, Sanders tiene el 20% y Julián Castro acumula el 12% en los promedios nacionales: pero en Texas, los latinos de ese estado también apoyan primero a Beto O’Rourke con 26%, luego a Biden con 19%, y siguen Sanders con 16% y Julián Castro con 13%. Biden lidera el voto total en Texas, peleando cabeza a cabeza con Beto (20% vs.19%), seguidos por otro empate técnico para el segundo entre Castro, Sanders y Warren, cada uno alrededor del 13% y 12%.
En California y Florida, dos estados que constituyen un “gran premio” en delegados con concentración de votantes latinos, Biden lidera ambos, con porcentajes que en California rondan el 25% (en una lucha competitiva contra la Senadora Harris), pero muy cómodamente en Florida, donde el respaldo a Biden llega incluso al 47%.
Así las cosas, dos actores claves, pese a su bajo posicionamiento en los promedios nacionales son Julián Castro y Beto O’Rourke, por lo que representan para el voto latino y en Texas. En otros estados con alta importancia del voto hispano, además de Nevada, ya analizado, como Nuevo México, Arizona y Colorado, sin duda que la decisión de apoyo que tome Julián Castro tiene alto valor estratégico y cualitativo.
Y es precisamente al pensar en esto, que vale la pena traer otro dato muy importante: la lucha por el Senado en Texas en el 2020. Ya en el 2018 Beto se colocó en un histórico y estrecho resultado contra Ted Cruz. Ahora el Senador Republicano que defiende su puesto es Cornyn, quien ha descendido en las encuestas del diario Texas Tribune a un 37% de apoyo. Y en la lucha presidencial, Texas también está en juego, pese a ser un bastión tradicionalmente republicano, de hecho las encuestas de Quinnipiac y Emerson asoman que Biden derrotaria a Trump con una diferencia del 3%. El factor clave en Texas es el crecimiento del voto latino y su fuerte oposición a Trump.
Por esa razón, el periodista Jorge Ramos, quien fue uno de los moderadores del debate de esta semana en Houston, se dirigió al público para darle una bienvenida especial a la audiencia latina: “En este país también se habla español”. A un poco más de mil kilómetros de El Paso, Texas, donde hace un mes la comunidad latina sufrió de una masacre xenófoba, Ramos aseguró que “éste también es nuestro país”.
A lo largo del debate, Jorge Ramos hizo preguntas a los candidatos que específicamente le interesan a la audiencia hispana. Ramos primero se dirigió a Bernie Sanders, el senador por el estado de Vermont, sobre la situación en Venezuela. Sanders, quien ha reconocido que en Venezuela no hubo elecciones libres, llamó “tirano” a Maduro y propuso cooperación regional e internacional para promover elecciones libres para que los venezolanos puedan decidir su futuro.
Julián Castro, el único candidato latino en las primarias, tomó la palabra después y propuso una política exterior frente a Venezuela que permita que los venezolanos reciban la ayuda necesaria y llamen a elecciones libres, a la par de aplicar el estatus de protección migratoria temporal (TPS) para Venezuela en los EEUU. En esto último se diferencian todos los demócratas con el presidente Trump, quien dice querer ayudar a los venezolanos pero no responde a las necesidades de la comunidad venezolana en los EEUU.
Castro fue más allá de la pregunta y dijo que su administración retomaría foco en las relaciones con América Latina: “es lo que tiene sentido. Son nuestros vecinos y tenemos mucho en común”. Incluyó una propuesta de un Plan Marshall para proveer recursos a países como Honduras, El Salvador y Guatemala para que sus habitantes encuentren seguridad y oportunidades en casa.
Ahí concluyó el tiempo para América Latina, pero el ex-vicepresidente Biden se tomó un tiempo de otra pregunta para expresar su apoyo a la comunidad venezolana y su propuesta para permitirle a los venezolanos emigrar a los EEUU. Demostró entender cómo tratar la crisis en Venezuela estratégica e inteligentemente ya que conoce a los personajes en la región y ha confrontado a Maduro cara a cara. También hizo mención a su experiencia y trabajo como vicepresidente que asignó 740 millones de dólares para apoyar el desarrollo de los países de Centroamérica.
Con ocasión del debate entre los precandidatos demócratas en Houston para el debate, donde se puso de relieve la agenda Latina con el tema de Venezuela como prioritario, es también oportuno especular sobre lo que deberían estar pensando Julián Castro o Beto O’Rourke a esta altura, sus decisiones, de ser oportunas, pueden no solo reforzar la victoria de Biden en la primaria y las presidenciales (ganando Texas no hay forma alguna que Trump pueda reelegirse), sino también parece plausible luchar por ganar ese voto en el Senado.
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