La especulación financiera como práctica es por todos reconocida, no es nueva en las sociedades de corte capitalista, pero tampoco es exclusiva de ésta. La especulación como teoría ha sido diversamente estudiada, como elemento del mercado pocas veces regulada.
Lo que estamos presenciando ante la sacudida de la moneda mexicana frente al dólar no nos debería de sorprender y no porque no es la primera vez que sucede y prende todas las alertas. Lo que debería llamarnos a la acción es que ante estos escenarios ¿cíclicos? nuestra capacidad de respuesta es casi nula. Me refiero a las autoridades financieras mexicanas, donde sólo nos explican este escenario turbulento bajo diversos argumentos: que si la devaluación de la moneda China, que el precio internacional del petróleo, que nuestra relación comercial con los Estados Unidos.
Variables que explicativas en su mayoría de la situación que estamos padeciendo, sí, pero donde los responsables de la política monetaria dejan de profundizar sobre el efecto que tienen los capitales especulativos en esta paridad cambiaria y por ende en la sacudida económica. No cuentan o no imponen controles más estrictos y serios a fin de evitar que cada vez que se presenten escenarios adversos estos capitales se vayan de nuestra economía sin ninguna restricción y sacudiendo nuestros mercados.
No estoy planteando aquí ninguna fórmula que no se conozca, no estoy diciendo aquí nada nuevo que en otros países –incluso los de corte liberal- no se practique. Véase el caso de los Estados Unidos, quienes protegen sus reservas económicas con toda la maquinaria con la que cuentan, mientras en México seguimos subastando dólares para que no se enojen los dueños del casino, México en su papel de Crupier.
Es necesario comenzar por replantear los mecanismos de protección que tenemos ante embates económicos externos, que si bien no se van a evitar y menos en una aldea global económica cada vez más interrelacionada, podemos minimizar los riesgos y reducir los impactos en monedas como la nuestra.
Las autoridades financieras deben de comenzar por amarrar a los especuladores, ponerles mayores condiciones porque la tasa de ganancia de una economía como la nuestra les deja diversos dividendos con altos riesgos para el país, o habrá de preguntarse a quiénes les conviene no regular a esta clase de capitales…es sólo una pregunta, ojalá las Quien amarra a los Especuladores”.
Luis David Fernández Araya
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