En 1996 se estrenó el éxito cinematográfico “Jerry Maguire”, filme que sería referente de negocios y emprendimiento de la época. Tom Cruise, en el papel estelar, encarna a un promotor deportivo que abandona su antiguo empleo en un arrebato idealista para independizarse.
Sólo un cliente decide aventurarse con él. Un corredor de futbol americano de segunda categoría, interpretado por Cuba Gooding Jr, quien acepta la propuesta al ritmo de la frase Show me the money (Muéstrame el dinero).
Ésta se ha convertido en una frase muy socorrida en el mundo de los negocios, no solo en Estados Unidos sino en el planeta entero. Podrán existir proyectos interesantes u operaciones en apariencia muy redituables, pero si no tintinea la caja registradora o el flujo de efectivo no llega, son de poco valor. A todo esto, ¿dónde está el dinero?
El sitio de Internet “howmuch.net” publica útiles comparativos para comprender el rol del dinero en las economías. Según sus datos, todo el dinero del mundo suma 86.5 trillones de dólares. Para el común de los mortales es una cifra difícil de asimilar, que poco dice per sé. Pero la misma gráfica totaliza el monto del dinero contante y sonante en menos de la mitad: solo 34.4 trillones de dólares. ¿Cómo es esto posible?
Lo que sucede es que las entidades financieras, como los bancos, además de cumplir con su función primordial de canalizar los ahorros de las personas y las empresas hacia proyectos productivos e inversión, en el proceso, también realizan otra no menos importante: crean dinero.
Cierto, es facultad exclusiva de los bancos centrales acuñar monedas e imprimir billetes. Sin embargo los bancos crean dinero por otro método. Al depositar nuestros ahorros, el dinero no se queda en el banco, pues éste lo presta a un inversionista, quien, a su vez, lo ingresa en otra cuenta. Y el proceso se repite.
Aunque el dinero salió de nuestra cuenta para prestarse, en el balance aparecen nuestro depósito inicial más los intereses generados. Esa cantidad es sólo una cifra en el sistema financiero. El 95% de la población en México sigue usando efectivo, pero quienes lo ingresan al sistema generan este efecto multiplicador.
El sistema funciona mientras no estalle una crisis de credibilidad o de pánico colectivo. Si todos los ahorradores se presentaran al mismo tiempo en las instituciones bancarias y exigieran Show me the money, el sistema financiero colapsaría. Por eso, mantener la tranquilidad y confianza en los ahorradores es una imperiosa necesidad.