En esta segunda mitad del mes de junio del año en curso, se han compartido en diversos medios de comunicación, artículos y entrevistas de economistas, comentócratas y Directores de Bancos, donde se presentan análisis sobre una potencial desaceleración económica en México y el mundo.
Saltan las alarmas, aunque no solamente en México, resulta relevante mencionar que uno de los síntomas de una economía sana es el tema del empleo como factor de desarrollo económico y desarrollo social.
Uno de los sectores más relevantes para la economía mexicana es la manufactura, que representó en 2017 un 27% del PIB lo que significa una cuarta parte de la riqueza del país, y por supuesto, millones de empleos para la población.
Poniendo en perspectiva el tema, resulta relevante que se pueda mantener en la medida de lo posible la dinámica económica industrial en dos sentidos: 1) mantener y atraer inversión nacional e internacional; y 2) generar estabilidad que permita mantener el mayor número posible de empleos, particularmente para jóvenes, sector de la población con mayor número de desempleo.
Entre marzo y abril de 2019 de acuerdo con cifras del INEGI de la Encuesta Mensual de la Industria Manufacturera, el desempleo en el sector manufacturero creció en un 0.3 %, sin embargo, también subieron las horas de trabajo contabilizadas para los obreros y empleados en un 0.2%, no así el gasto realizado por este concepto que decreció en un 0.3 % en promedio de empleados y obreros.
¿Qué significan las cifras anteriores? Mi lectura es que se consolida un momento de toma de decisiones en sentido ahorro y de precaución por parte del sector privado ante una posible contracción de la economía internacional y nacional.
Disminuyó por un lado el número de obreros y empleados, por otro lado, aumentaron el número de horas trabajadas, pero al mismo tiempo disminuyó el gasto realizado por concepto de sueldos y salarios. Menos trabajadores, menos gasto, una medida muy común del sector privado en momentos de “crisis”.
Quizá estas cifras no digan mucho respecto a un sector económico muy importante para el país, quizá sea el principio de una contracción industrial que traería como consecuencia el aumento del desempleo manufacturero, sector que ocupa alrededor de 4 millones y medio de trabajadores en México.
Los números bien interpretados, no es el caso de este artículo, son una gran herramienta para prevenir y tomar decisiones en materia política y económica.
La actual administración del presidente López Obrador ha apostado fuerte por los jóvenes desempleados con el programa “construyendo el futuro” y con un gran empuje por la promoción y oferta de carreras técnicas como las que ofrece el CONALEP, cosa que me parece acertada, siempre y cuando la demanda de mano de obra sea proporcional a la producción de profesionales.
Habrá que darle seguimiento a la evolución de la economía nacional e internacional para prevenir y tomar decisiones en el sentido de procurar mantener los empleos, particularmente para los jóvenes.
El mercado, incluyendo el laboral se mueve en parte por los mensajes políticos, y de eso sabe mucho el presidente de México. Esperemos que estos números sólo sean anecdóticos y la economía mexicana pueda seguir creciendo para que haya un impacto positivo en el desarrollo integral de la sociedad mexicana.
Carlos Gonzalo Blanco Rodríguez
Abogado internacionalista y catedrático universitario.
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