Tengo en mis manos un libro de poemas publicado hace 12 años y es tan vigente y nuevo como cuando salió de la imprenta. Se llama Parva natura, del poeta mexicano Eduardo Casar (CDMX, 1952), profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y de la Escuela de Escritores de la SOGEM; autor de seis libros más de poesía, un libro de cuentos para niños y una novela, y conductor de programas radiofónicos y de televisión —“La dichosa palabra”, de Canal 22.
Todo esto es incidental cuando leemos este libro, de apenas 29 breves poemas, editado por Plan C Editores, en la colección La Piel de Judas, en el último trimestre de 2006. Digo ‘incidental’ porque no hay poema que no describa y defina, con rápida contundencia, el asombro por la cotidianeidad revelada.
Me explico. Te miras al espejo y te preguntas qué se sentiría conversar con el reflejo, “cada quien con su trago”, para “discutir, discrepar, desentonarse”. O bien, te levantas en la mañana y miras la alberca, “con el agua recién amanecida, plana”, y pensando que sólo se agitará “cuando entre un cuerpo humano a desquiciarla”. La mirada de poeta que entre el vivir soberano encuentra pliegues de la realidad para regocijarse.
A esto alude, me parece, el título del libro. Es parva la naturaleza de sus disertaciones, pero no menos profunda; es parva la utilización de las palabras, pero no menos hermosa. Desde su primer libro, Noción de travesía (1981), Eduardo Casar encontró una voz que equilibra la sencillez del primer poema con la sabia simplicidad del último escrito en la vida de un poeta mayor.
Aquel poemario atestigua que Eduardo Casar refina su sentido del oído y adapta a la eufonía natural una métrica basada en alternancias de siete y once sílabas, perfectamente legibles en voz alta, perfectamente mexicanas. Como locutor de radio, Casar sabe que leer para otros es lo más parecido a cantar —y que cantar es siempre una manera de desechar cualquier pasión o afecto, u otra cosa que moleste o aflija.
Ahora que lo pienso, este libro solicita una lectura alejada de los cánones. Bien valdría leerlo acompañado de la pareja amada, o entre amigos, al calor de la conversación, mientras un grupo de música al fondo hace presencia; quizás para disipar el malestar por la llamada telefónica que nos reclama un pago, o en la fila del cajero automático, a veces tan larga… Parva natura es un libro de poemas que regala imágenes instantáneas de un mejor mundo. Nuestro mundo. El mundo de cada uno.
@porfirioh