La manera más sencilla de responder esto, sería ir a Wikipedia (o un diccionario si eres mayor de 35) y leer la definición, ajustarla añadiendo “…en nuestro País” y listo; sin embargo, en nuestro País, este tema es bastante complejo.
Para empezar, contextualicemos el término y pensemos en un emprendedor, como una persona que quiere generar ingresos mediante el diseño, lanzamiento, gestión y administración de su propio proyecto comercial, de una manera formal y procurando su rentabilidad.
Un emprendedor es, entonces, alguien que hace que las cosas sucedan, y puede haberlos de todos los tamaños y estilos (pequeños, medianos y grandes, marcas nuevas y establecidas, organizaciones con y sin ánimo de lucro, emprendimientos sociales, culturales, verdes, digitales, etc.), además tendrán en común que: desarrollaron desde 0 su plan de negocios, seleccionan y reclutan su propio talento humano, tienen la responsabilidad de la adquisición de los recursos financieros, materiales y tecnológicos, hacen de todo, pues. Además, para ser emprendedor se requieren ciertas capacidades y habilidades que bien pueden ir adquiriendo con la experiencia o tenerlas previamente, por ejemplo, ser organizado, de fácil adaptación, con liderazgo, autonomía, iniciativa, tolerancia a la frustración, pero, sobre todo, tres características esenciales: creatividad, pasión e inspiración.
Adicionalmente, es muy común que, al hablar de emprendedurismo, se asocie con ser el propio jefe, no tener horarios y poder trabajar desde casi cualquier lugar, lo cuál es cierto, aunque a diferencia del empleado de oficina común o el empresario tradicional, un emprendedor tendrá constantemente riesgos económicos (casi nunca controlados), incertidumbre entre los resultados obtenidos y los proyectados, obligación de tiempo completo para atender el proyecto 24/7, lo cual, en una cultura como la nuestra, en la que no estamos habituados a prevenir, planear y programar, lleva a muchos emprendimientos a cerrar a corta edad. Según datos del INEGI, el 75% de las nuevas empresas creadas en México, desaparecerán antes de cumplir los primeros dos años.
Por su parte el reporte “Doing Business 2018” del Banco Mundial, que analiza 10 indicadores (el número de procedimientos, tiempos, costos y calidad de las leyes y normas federales y locales, entre otros) que impactan el ambiente de negocios para el emprendimiento en 190 países, ubica a México en la posición global #49 (el ranking lo encabezan Nueva Zelanda, Singapur, Dinamarca, Corea del Sur y Hong Kong). En lo específico, destaca que para la apertura de empresas México se ubica en el lugar #90, para la obtención de permisos de construcción en el #87, para la obtención de electricidad en el #92, para el registro de la propiedad en el #99 y en el pago de impuestos en el #115.
Todos estos trámites aquí, y otros más (como notariales, registrales, tributarios, etc.) están regulados por una o varias leyes, que debería conocer quién decide iniciar un emprendimiento, o al menos necesita saber de su existencia, algunas son: Ley General de Sociedades Mercantiles; para el Desarrollo de la Competitividad de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa; del Impuesto sobre la Renta; del Impuesto Empresarial a Tasa Única; de la Propiedad Industrial; Federal de Protección de Datos; Federal del Trabajo; del Seguro Social, además de los Códigos, leyes estatales y normas municipales que apliquen en donde se vaya a ubicar el emprendedor.
Por todo esto, un emprendedor en México, además de ser alguien con ganas de tener un negocio, generar empleos e innovar, es un valiente, pues aun cuando el ecosistema emprendedor mexicano está una etapa de florecimiento, existen condiciones que complican el emprendimiento. En mayo de 2017, The Failure Institute (www.thefailureinstitute.com) publicó un reporte donde se muestran datos que “permiten comprender la realidad de los negocios que mueren, y entender el impacto de las leyes y los programas de gobierno vinculados a este ámbito”. De esta manera, si cotejamos los datos obtenidos de este reporte denominado “Recomendaciones de política pública a la luz del fracaso emprendedor”, con lo obtenido del Banco Mundial, podemos entender los motivos por los que estamos a la mitad de su escala global.
Por ejemplo, The Failure Institute descubrió que el 7.6% de los entrevistados califica como excelente el servicio de electricidad con el que cuenta, mientras que el 17.7% afirma que es pésimo y un 36.6% regular. Respecto a los trámites administrativos que la ley pedía mes con mes, un 40.8% cree que son complicados y solo para el 4.14% resultan sencillos, la tasa de impuestos que pagaban las empresas parece excesiva para el 37.8% de los entrevistados y apropiada solamente para el 7.7%. En lo que respecta a transparencia y corrupción, 35% de los entrevistados afirma haber recibido propuestas para realizar algún acto de corrupción (de ellos, el 53% declaró haber aceptado llevarlo a cabo); mientras que el 73.9% fue testigo de prácticas corruptas en algún proceso gubernamental.
Afortunadamente, el mismo reporte aporta algunas recomendaciones para todos los involucrados en el ecosistema: mayor capacitación y actualización en temas legales, contables y administrativos; desarrollo e implementación de estrategias financieras; fomento a la cultura de la legalidad y acceso a la información; combate a la corrupción. Recomienda también, el fomento y participación de los emprendedores en clústers y asociaciones empresariales.
En este último rubro, cabe destacar a la Asociación de Emprendedores de México, la cual, además de agrupar a las principales organizaciones de emprendimiento a nivel nacional, es un actor importante que ha incidido de manera positiva en la agenda pública, impulsando iniciativas importantes para el ecosistema emprendedor que han permitido, por ejemplo, la Ley de Empresas en un Día de 2016 (reforma a la Ley General de Sociedades Mercantiles que incorpora a la Sociedad por Acciones Simplificada (S.A.S.) como nueva especie de Sociedad Mercantil), la Ley de Reemprendimiento (reforma a la Ley General de Sociedades Mercantiles que habilita un proceso simplificado de liquidación y disolución de sociedades mercantiles) en 2018, y en este año la #LeyPago30días (iniciativa que promueve el pago de las facturas que generan emprendedores, MIPYMES y grandes compañías dentro de este periodo, con el objetivo de disminuir el tiempo de espera en la cobranza y evitar la descapitalización de los proveedores).
Resumiendo, en México un emprendedor deberá sobrellevar y enfrentar muchos retos para materializar su proyecto, y aunque no somos el peor lugar para emprender, aún existen grandes oportunidades para lograr ser un País que fomente el emprendedurismo y genere una economía más solidaria y amigable para los emprendedores, sus ideas y sus esperanzas.
Como siempre, agradezco tu atención y no dudes en escribirme para saber más sobre esto o algún otro tema. mnunez@dirhmexico.com.mx
El autor es Socio Director Comercial de @dirhmx . Lobbyist. Consultor en gestión y administración de proyectos, DO y coaching corporativo para los sectores público y privado.
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