Todos los males de la democracia, se pueden curar con más democracia.
Alfred Emanuel Smith
Este mes de abril, el senador Ricardo Monreal de la bancada de MORENA, hizo pública su intención de presentar una iniciativa de ley para establecer una nueva sala para la Suprema Corte de Justicia de la Nación especializada en materia de corrupción, propuesta que incluye el aumento del número de ministros, de 11 a 16.
Independientemente de las suspicacias políticas que puedan despertar esta iniciativa. Resulta importante hacer algunos apuntes sobre instituciones y la democracia en México para intentar comprender un poco si la propuesta resulta necesaria o no.
Hablando de democracia y de instituciones, quiero hacer mención de los números presentados por el LATINOBARÓMETRO 2018 con relación al apoyo, aceptación, rechazo, desconfianza de la población en México y Latinoamérica respecto a la democracia.
En América latina en 2010 el apoyo a la democracia se encontraba en un 61% de la población, ocho años después, en 2018 el apoyo a la democracia se encontró en un 48%, es decir disminuyó en menos de 10 años un 13%. Estos números pueden tener muchas aristas-causas por las que el apoyo a la democracia haya bajado tanto en tan poco tiempo, una de esas causas sin duda han sido las reiteradas crisis económicas en el subcontinente y el mundo, finalmente la gente traduce su apoyo a la democracia en función de su bolsillo y la seguridad personal de manera general.
Los números en México son aún más bajos, el apoyo a la democracia consiste en un 38%, cosa que aún puede ser más preocupante por lo que eso significa, me explico:
Un régimen democrático para que se considere como tal debiera cubrir con unos mínimos estándares que pueden ser: 1) distribución equitativa de la riqueza que permitan el acceso de la población a las necesidades básicas; 2) Elecciones libres que impliquen la protección de los derechos civiles y políticos de todos los habitantes; 3) Imperio de la ley; 4) Acabar con las desigualdades sociales 5) Inclusión y participación de la ciudadanía y 6) Igualdad de oportunidades para la población en general.
Podemos hacer una lista más larga, pero por motivo de economía, podemos quedarnos con estos por el momento. Y la pregunta es: ¿México cumple con esta breve lista de 6 estándares democráticos? Es evidente que con 53% de la población en situación de pobreza y el alto índice de violencia, no cumplimos con ello.
¿Qué podemos hacer? Diversas cosas se pueden hacer para remediar esta situación, pero mencionaré 3 que nos dan pistas de por dónde podemos mejorar: 1) Fortalecimiento de las instituciones; 2) Fortalecimiento de los partidos políticos y; 3) Promoción y acción de la participación ciudadana.
Para efectos de este artículo me quedo con la primera, la debilidad de las instituciones es un motivo por el que efectivamente la democracia en México y en América latina no funciona como debiera. ¿Qué significa esto? Que las instituciones no funcionan y que tampoco son consideradas como vehículos para la transformación, o lo que es lo mismo particularmente en México, las instituciones son utilizadas para fines personales y/o político electorales antes que puedan cumplir con los cometidos para las que fueron creadas.
De aquí viene mi reflexión final: ¿De verdad es necesaria una sala integrada a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para acabar con la corrupción? Claro que es una vía más “rápida” antes que hacer que las instituciones que ya existen, de verdad funcionen en México. O, dicho de otra manera, no es a punta de LEYES o REFORMAS como se cambia a un país que NO respeta las normas. Me parece que hay que focalizarse en hacer cumplir las normas e instituciones que ya existen antes de crear unas nuevas y olvidarnos de las creencias mágicas que es a través de la palabra como se transforma.
Carlos Gonzalo Blanco Rodríguez
Abogado internacionalista y catedrático universitario.
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