El pasado 15 marzo aconteció en Nueva Zelanda un ataque violento con armas de fuego en contra de la población que practica el islam en dicho país.
No hay información detallada sobre el móvil de la violencia que pareciera de película y con un grado de deshumanización muy alto.
El atacante que transmitió en vivió por redes sociales durante 17 minutos los disparos que quitaron la vida a 50 personas, dejando a otros heridos, y de acuerdo a medios de comunicación el atacante dijo: “Nunca conquistarán nuestra tierra”, haciendo referencia a la población que practica el islam en Nueva Zelanda.
Uno pensaría a primera vista que la población que practica el islam en dicho país es grande e influyente en un país de mayoría anglosajona y aborigen, pero no, las personas que practican el islam representan tan sólo un 0.8 % es decir no llega ni a un uno por ciento ¿de dónde entonces surge el odio y el miedo?
Desde la razón, desde la lógica, desde lo humano, matar a 50 personas por motivo de odio no se entiende, no se comprende, y mucho menos se podría justificar bajo ninguna circunstancia. Cualquier fobia llevada a lo extremo no es más que un reflejo de la descomposición social de occidente y pro-occidente.
Uno de los atacantes redactó una carta de apoyo a las políticas de Donald Trump, intentando revindicar la “supremacía blanca”: “Trump es un símbolo renovado de identidad blanca y objetivos comunes”. ¿Islamofobia o sentimiento de supremacía? ¿desequilibrio emocional?
Es preocupante la “nueva” dinámica social a nivel internacional sobre todo por el despertar de una nueva ola de movimientos nacionalistas y de supremacía racial que queda probado, han sido entre otras cosas, la causa de las guerras más crueles de nuestra humanidad, al menos la 1ª y la 2ª Guerras mundiales.
¿Qué lleva a los seres humanos a sentirse superiores a otros? ¿qué lleva a cometer actos violentos a los seres humanos sobre otros seres humanos, ya sean mujeres, niños, homosexuales, cristianos, islamistas o cualquiera que sea diferente a nosotros?
¿Cómo hemos llegado a despertar de nueva cuenta los sentimientos de superioridad o de infidelidad (de acuerdo a los islamistas, todos los que no practican el islam son infieles)?
Responder todas estas preguntas es ciertamente complicado, hay que estudiar y retrotraernos en el tiempo, estudiar historia y reflexionar sobre la naturaleza humana. Parece que el grado de civilidad alcanzada en las sociedades occidentales o prooccidentales dista mucho de ser una realidad pues parece que simplemente esto del odio y la supremacía siempre existieron y que no aprendimos de nuestro pasado.
Además de la reflexión sobre la naturaleza humana y el odio que puede llegar a causar el miedo y la ignorancia, es importante señalar la facilidad con la que las personas pueden hacerse con un arma.
No es casualidad que los países anglosajones o de origen anglosajón son los que más producen y venden armas en el mundo. Según el último informe quinquenal del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo: Estados Unidos, Rusia, Francia, Alemania y China controlan tres cuartas partes del mercado de armas en el mundo.
Sería muy importante retomar el debate de la limitación de la compraventa de armas en el mundo como una política pacifista. No quiero imaginar que todos los islamófobos del mundo tengan armas y que en cualquier momento puedan repetir la locura de Nueva Zelanda.
Un hombre que se siente superior sin armas: vocifera y emite discursos que incitan al odio; un hombre que se siente superior con poder y con armas es un genocida en potencia.
Carlos Gonzalo Blanco Rodríguez
Abogado internacionalista y catedrático universitario.
Correo: [email protected]