Es una realidad que el uso del social media nos ha llevado a lo que llamamos “Reclutamiento 3.0” (y al 4.0 y quizá próximamente 5.0…). ¿Cuál es diferencia?, básicamente, implica añadir nuevas fuentes (digitales) para publicar vacantes, recibir postulaciones, captar la atención de candidatos mediante anuncios segmentados, post y generar engagement, así como dar seguimiento online a los procesos, entrevistas, y conocer, incluso, más sobre la vida pública, preferencias y comportamiento social, gracias a muchas aplicaciones y plataformas. También, es verdad, que quienes estamos en este giro, debemos estar atentos a los constantes cambios, a las mejoras, y estar alineados con las tendencias.
En especial, hablando de lo “corporativo”, el caso de Linkedin, me parece que, en general, ha sido bastante favorable, genera este tipo de interacciones, tanto para la búsqueda activa de perfiles, como para encontrar vacantes a las cuáles aplicar para conseguir empleo. Y la misma plataforma ha hecho un gran avance en esta modalidad, generando y optimizando recursos tanto para buscadores, cómo para contratantes, especializándose en todo un sistema y un producto propio.
Sin embargo, cada vez con más frecuencia, veo en ciertas publicaciones sobre vacantes abiertas, comentarios del tipo “…me interesa, ve mi perfil”. Si bien es cierto, que parte del trabajo de un buen reclutador, es tener una cartera grande de candidatos y hacer un uso óptimo de los recursos para encontrar a quienes pueden ser sus posibles reclutados, me parecen poco profesionales, este tipo de prácticas.
Un candidato, si bien, es entendible que puede o no tener un empleo mientras busca una mejor opción, debería estar, para esa búsqueda activa, pendiente no solo de las vacantes que le interesan, sino de ser capaz de promoverse competitivamente para esa posición, y definitivamente este tipo de frases, dejan mucho que desear. Haciendo una analogía, me suena a algo así como llegar a un restaurante con la clara intención de comer y justo después de sentarnos a la mesa, llegara un mesero a decirnos: “ahí está la cocina, pasen a ver que hay y prepárense lo que gusten, cuándo acaben, lavan todo y pasen a la caja por favor a liquidar su cuenta”, es probable que este tipo de lugares existan y tengan su éxito, pero si buscamos algo para ser atendidos, no es el lugar al que asistiremos, indudablemente.
Asuntos importantes como la seriedad, el interés, la atención al cliente (en este caso el reclutador) quedan de lado y dan paso a procesos sumamente informales y al final, desastrosos; los reclutadores, no podrían, ni tendrían por qué, estar pegados a un dispositivo únicamente viendo perfiles de los interesados, con la finalidad de encontrar allí “al mejor” y posteriormente hacerle el pequeño favor de contactarlo y pedirle que se tome la molestia de iniciar un proceso formal. La realidad, es que, como en muchos aspectos, la práctica común de ciertas conductas, nos llevan a hacerlas parecer normales y, en este punto, permitir que sean los candidatos (gente externa a las organizaciones) quienes dicten como deben ser los procesos de atracción de talento de las organizaciones donde pudieran colaborar, nos llevará sin duda, a un retroceso en la gestión del capital humano.
En resumen, si estás interesado en una vacante, aprovecha las nuevas tecnologías, desde luego que son herramientas muy útiles y de un alcance prácticamente infinito, pero no descuides tu propia imagen, atiende los asuntos con la importancia que merecen o que pretendes darles. Busca al reclutador, envía tu CV (el asunto de los formatos es sin duda otro tema específico que más adelante tocaré), solicita una entrevista, conoce más sobre la organización a la que pretendes ingresar, dale la prioridad a la búsqueda de empleo, tal como si quisieras obtener un trabajo y no “ganar la lotería”.
Como siempre, cualquier duda o comentario adicional, será un gusto leerlos. mnunez@dirhmexico.com.mx
El autor es Socio Director Comercial de @dirhmx . Lobbyist. Consultor en gestión y administración de proyectos, DO y coaching corporativo para los sectores público y privado.
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