Hoy día es difícil poner nacionalidad a cualquier marca de coches con las economías de escalas y grandes grupos automovilísticos que existen, y es que deberíamos preguntarnos qué quiere decir que una marca sea de un determinado país: ¿Qué tiene su sede en dicho país? ¿Su origen e historia? ¿La tecnología que usa se ha desarrollado allí? ¿O que se financia con capital de tal o cual región?
Es una pregunta difícil de contestar, sobre todo en el caso que nos ocupa, la nueva MG o Morris Garage revivida por los chinos de SAIC como fabricante de automóviles eléctricos e híbridos enchufables que apela a su glorioso pasado británico, por lo que primero conviene conocer su trayectoria antes de dar respuesta.
Una marca centenaria con solera y deportividad de raíces británica
Cuando hablamos de MG no estamos hablando precisamente de una marca recién creada, ni con dos o tres décadas de historia, siendo precisamente esta la clave por la que se ha rescatado su nombre, puesto que se trata de una marca británica casi centenaria con la deportividad como bandera.
Su origen se remonta a un concesionario llamado Morris Garage de principios de los años 20 propiedad de William Morris y cuyo gerente, Cecil Kimber, modificaba los Morris allí vendidos dando lugar a versiones más potentes y deportivas a las que se la añadía el distintivo MG Super Sports. A partir de ahí estas versiones modificadas tomaron tanta fama que en julio de 1930 se constituyo la M.G. Car Company Limited que años más tarde sería comprada por Morris y tras la fusión de ésta con Austin en 1952 quedaría bajo el paraguas de la British Motor Corporation (BMC), así como de las diversas mutaciones del grupo con la incorporación de Jaguar
Durante todo ese tiempo MG se dedicó principalmente a crear y dar nombre a variantes deportivas de varias marcas de BMC, aunque la imagen que todos tenemos en nuestras cabezas son esos pequeños roadsters de diseño propio y típicamente ingleses como los MGA o MGB, muy cercanos por concepto a los míticos Triumph Spitfire y sobre los que se apoya el carácter deportivo y pasional de la marca.
Sin embargo, por un cúmulo de circunstancias ese conglomerado de marcas inglesas arrastraba pérdidas y como parte de la solución en 1980 se decidió cerrar la fábrica de MG, quedando la marca relegada de nuevo a un papel de especialista modificando diversos modelos de Austin hasta que en 1986 se constituyó el Grupo Rover.
A partir de ahí quedaría totalmente ligada a Rover, poniendo nombre a los modelos más deportivos de la propia Rover y fabricando algunos propios como el revivido MGB con motor Rover V8 o el MG F de motor central.
Pero lo cierto es que la fortuna siguió sin sonreír a MG. BMW compró el grupo en 1994 asumiendo una deuda de 900 millones de euros, e incapaz de encarrilar la situación y no estando dispuesta a seguir soportando ese insaciable goteo económico, se deshizo del grupo en el año 2000 dejándolo en una difícil situación que lo conduciría a la quiebra cinco años más tarde.
2005: entra el dinero de China
Esta quiebra desembocó en la venta de los derechos y algunos de los activos de MG al fabricante chino Nanjing Automobile Group que se fusionaría más tarde con SAIC (Shanghai Automobile Industry Corporation), fabricando desde 2011 una serie de modelos propios con tecnología china en la histórica planta de MG en Longbridge (Birmingham), que si bien en países como China experimentaron una buena acogida, no podría decirse lo mismo de sus cifras de ventas en Reino Unido, único país europeo donde se ofrecían.
Sin embargo, la actual MG ya no fabrica coches en Reino Unido, país en el que sigue manteniendo su sede y un pequeño estudio de diseño e ingeniería, pero que no son más que “una docena de oficinas” sin mayor trasfondo.
En 2016 la gente de SAIC ha querido rescatar a MG como una marca de vehículos eléctricos e híbridos enchufables, lo que les deja la llave a la mejor de las puertas de entrada a Europa dado el actual panorama, pero construidos y diseñados en China, con tecnología y arquitecturas de una marca china como SAIC y fabricados en plantas China. Todo (o casi) made in China.
Actualmente la gama que MG ofrece en nuestro país se compone de cuatro modelos diferentes, el MG EHS, un SUV del segmento D con mecánica híbrida enchufable de 286 CV, el MG Marvel R, otro SUV del segmento D, pero con mecánica eléctrica y un diseño muy moderno y atrevido, además del MG ZS EV, un B-SUV eléctrico de corte económico y el MG5, un familiar compacto eléctrico.
No obstante, no se descarta la inclusión de mecánicas gasolina para ayudar a su implantación en países como el nuestro, Portugal e Italia.
¿Es entonces MG una marca china o británica?
Pero vayamos al quid de la cuestión, ¿es MG una marca china o británica? Sin temor a dudas podemos decir que la actual MG es una marca completamente china más allá de su pasado o de qué dirección figure en su tarjeta de visita.
Es china porque, como decíamos, sus modelos cuentan con la tecnología de SAIC, se han diseñado en el país asiático y se construyen en las plantas ubicadas en ese país.
No obstante, que una marca marca sea china no es bueno, ni malo. Ello no quiere decir que sus modelos no sean de calidad, no presenten la suficiente tecnología, innovación o fiabilidad, aunque en esta caso, a pesar de que la marca dice contar con una tecnología y estándares de calidad de nivel europeo, hasta que no nos pongamos al volante de sus modelos (algo que sucederá en breve) no podemos afirmarlo ni desmentirlo.
De hecho, que MG sea una marca china que fabrique en el país asiático podría llegar a resultar hasta ventajoso de cara a la actual escasez de semiconductores, una crisis que está dilatando en exceso las listas de espera y que también está provocando, si no un aumento del precio de los coches, sí que no se apliquen grandes descuentos, sin olvidar tampoco la otra gran crisis a nivel industrial que por suerte no está afectando tan gravemente al sector automovilístico, la escasez y encarecimiento del acero, reservas que de nuevo se concentran en China.
Igualmente, llegados a este punto, cabría diferenciar la situación de MG con la de otras marcas como Volvo, pues aunque los suecos sean propiedad del gigante asiático Geely, no sólo mantienen en Gotemburgo (Suecia) la sede y centro de ingeniería, sino que también tiene localizada su producción en países europeos como Suecia o Bélgica, o hasta incluso Polestar podríamos decir que es una marca sueca si tenemos en cuenta que comparte ingeniería con Volvo y sede, a pesar de que sus modelos sí se fabriquen en plantas chinas de Geely. Diferente es Lynk&Co, una marca eléctrica que toma tecnología de Geely y sí podríamos considerar más china que sueca.
Este mismo argumentario sobre Volvo es el que podríamos aplicar a otras marcas como por ejemplo Jaguar y Land Rover, las cuales pertenecen al fabricante indio Tata, pero que de nuevo cuentan con tecnología británica y fabrican sus modelos en el viejo continente.
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