Abril 5: Domingo de Ramos de la Pasión del Señor (Ciclo A)

Primera lectura: Isaías 50, 4-7; Salmo: 21; Segunda lectura: Filipenses 2. 6-11; Evangelio: san Mateo 21, 1-11; 26, 14-27, 66

“PASCUALIZATE”

Esa será la expresión que guiará la reflexión de este tiempo de gracia que inicia enfáticamente este día y avanza durante toda la Pascua.

Comencemos por repetir las veces que sea necesario que Jesucristo nos hace Pueblo de Dios y abre el camino de la resurrección y de la vida plena porque él es el único Salvador del mundo.

Esta celebración ha dado inicio con la bendición de los ramos que le da el nombre popular a este “Domingo de ramos”, sin embargo la lectura de la Pasión, este año según san Mateo, es lo que le da el nombre completo a esta celebración: “Domingo de ramos de la pasión del Señor”.

Las lecturas de este día nos ponen delante de Dios cuyo amor es misericordioso. La profecía de Isaías nos habla del siervo que no hace resistencia a las palabras del Señor, que en él encuentra la fortaleza para llevar a cabo la obra de la redención. Y el salmo 21 nos lleva hasta la cruz de Jesús y su grito no es reclamo, sino la oración del inocente: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»

Y el bellísimo himno de la carta de san Pablo a los filipenses hace de marco al relato de la pasión de nuestro Señor. Te invito que que te quedes con esto y dejes que resuene en tu interior: «Cristo Jesús siendo Dios, no consideró que debía aferrarse a su condición divina…, y se hizo semejante a los hombres. Así, hecho uno de ellos, se humilló a sí mismo y por obediencia aceptó incluso la muerte y una muerte de cruz.»

Y sobre el relato de la pasión quiero puntualizar lo siguiente: Cuando los misioneros llegaron a nuestras tierras utilizaron las representaciones como medio de evangelización, así lo hicieron durante la Navidad con las Pastorelas y en Semana Santa con la Pasión. Muchas comunidades han dejado en desuso las Pastorelas o las han llevado a lo cómico, pero no ha sido así con la representación de la Pasión, pues muchas comunidades y poblaciones han continuado dando vida a los pasajes del evangelio. Algunas tienen elementos populares y otras, se han desviado con elementos apócrifos, y otras más han exagerado los elementos pasionarios con excesos de crueldad.

Como hemos escuchado, el relato de la pasión se centra únicamente en los momentos más fuertes vividos por Jesús. Los demás personajes son presentados de manera somera y los diálogos son escasos, lo cual ha hecho que las representaciones de la pasión usen la imaginación y se excedan de muchas formas. Es urgente que como Iglesia cumplamos nuestra misión: Evangelizar, para eso existe la Iglesia. Y la representación de la pasión requiere de la descripción que el mismo san Pablo nos ha dicho en su carta a los filipenses: Obediencia. El que obedece nunca se equivoca.

Quitar la representación de la pasión sería empobrecer una posibilidad más de evangelizar; por eso se ha evangelizar tanto a quienes participan en la pasión, como en la procesión de este domingo y en la celebración eucarística que nos ofrece el reto de presentar a Jesús vivo en la Eucaristía que sigue entrando triunfante en la Jerusalén de nuestra propia vida, el mismo que actualiza en esta misa su pasión muerte y resurrección, por eso el título de estas homilías: Pascualízate, es decir, actualizate y vive de cerca este misterio de Jesús que nos muestra el camino de la Semana Santa cuya maxima expresión está en la Pascua.

Amén, amén, Santísima Trinidad.

Padre Daniel Valdez García

*El Autor es Profesor en la Universidad Autónoma del Estado de México.

Estudió Sacerdote y Especialidad en Bioética en U.A.E.M.

Estudió en el Seminario Diocesano de Toluca.

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