VOTO ELECTRÓNICO, YA

adriana delgado columnista

Por Adriana Delgado Ruiz |

 

Más allá de intereses políticos, cotos de poder, marchas y contramarchas, los mexicanos de a pie tenemos claro que el órgano electoral nos cuesta mucho más dinero que el razonable y su prestigio no es lo impecable que debe ser y que los partidos políticos también gastan demasiado de nuestro dinero sin darnos realmente algo a cambio.
En 2022, el presupuesto del INE es de 19.7 mil millones de pesos y para 2023 el Congreso todavía discute si darle los 24 mil millones que solicita o reducirle 4 mil millones, que ya incluyen las también crecientes prerrogativas para los partidos políticos. Pero ¿realmente es posible que nuestro sistema electoral sea mucho menos oneroso y sí mucho más eficaz? Sí, sí es posible con innovación tecnológica comprobada.

La más segura y confiable es blockchain, sistema que crea una cadena inalterable de bloques de información que puede asegurar casi cualquier cosa de valor. Así es como muchas cadenas de suministro especializadas pueden certificar el seguimiento de la calidad de sus productos con componentes originales, tiempos de entrega, evitar mermas y un control contable riguroso. El sector financiero en todo el planeta encripta y maximiza la seguridad de sus operaciones también mediante blockchain. Bitcoin es una moneda digital, descentralizada, democrática, segura y eficaz porque está soportada en una cadena de bloques.

Aplicada al diseño de un sistema electoral, más allá del gran ahorro en dinero, la alta seguridad tecnológica que da el uso de blockchain significa otros grandes beneficios en confiabilidad, transparencia, eficacia y rapidez:
Se evitarían prácticas fraudulentas como carruseles, robo o embarazo de urnas, porque no serían necesarias y tampoco la casillas, mamparas, boletas impresas ni tinta, lo que representa además grandes beneficios para el medio ambiente. Tampoco serían necesarias miles de personas capacitadas en campo el día de la votación.

Los votantes no tendrían riesgo de no poder votar por falta de la credencial vigente porque todas serían digitales. El día de los comicios no estarían expuestos a presiones para sufragar por algún partido; tampoco a la lluvia, el tráfico, los bloqueos o cualquier incidencia; podrían recibir confirmación inmediata del registro de su voto vía electrónica e incluso tener acceso al blockchain para verificar en tiempo real el funcionamiento correcto y transparente de todo el proceso electoral.

Realizados los comicios, los resultados pueden obtenerse igualmente en tiempo real. La contabilidad electrónica no tiene error alguno y no es susceptible a la corrupción. No hay controversias por recuentos porque el conteo es exacto y queda registrado a la vista de todos. Los cargos pueden renovarse tan rápido como 15 días después del voto y los periodos de elección también se hacen mucho más cortos.

Con la tecnología blockchain, la votación puede ser de dos maneras: E-Voting, que consiste en puntos de votación controlados por encargados y uso de máquinas electrónicas en red, o bien Remote E-Voting que da la posibilidad de votar desde cualquier lugar mediante internet y servidores distribuidos.

La eficacia del voto electrónico está documentada en países de gran tamaño. Brasil es el ejemplo más reciente. Su extensión territorial es mayor a la de México y tiene 148 millones de habitantes, casi 20 millones más que nuestro país. Aun así, la noche del 30 de octubre, tras la segunda vuelta en que la votación presidencial, el 99.6 por ciento de los sufragios ya estaban contados y había total certeza del ganador, aunque su triunfo fue por una diferencia de solo 0.8 por ciento.

Sí, si se puede tener un sistema electoral mucho menos oneroso y mucho más eficaz.