SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS

Hermanos y hermanas en Cristo Jesús, templos vivos del Espíritu Santo.

Con este domingo llegamos tras cincuenta día a la plenitud de la Pascua con la efusión de Espíritu Santo, a quien invitamos e invocamos.

Así que mañana lunes 29 de mayo continuamos el Tiempo Ordinario, suspendido al llegar la Cuaresma. En la Misa, continuamos con la VIII Semana; en la Liturgia de las Horas, con la IV Semana del Salterio.

De la manera más sencilla posible quiere hablar de tres elementos materiales frecuentes con que Dios ha querido revelarnos la realidad espiritual de la tercera persona de la Santísima Trinidad, el Espíritu Santo.

En la Biblia encontramos que el Espíritu Santo es comparado con viento, fuego, agua, ungüento para ungir y la paloma.
Yo voy a proponer la reflexión con el viento, el fuego, agua y el ungüento.

1. El Viento es algo externo cuya fuerza se manifiesta en su soplo en la naturaleza; pero también en hay viento en nuestro interior que llamamos aliento. Viento en hebreo se dice ruah y griego pneuma. El viento externo es fuerte y poderoso; el interno es suave y tierno. Así el Espíritu Santo es representado por el viento como la fuerza que viene de lo alto. (Génesis 1, 1-2 ); e interno como la ternura e intimida producida por Dios en cada uno de nosotros (Génesis 2, 7). El Espíritu Santo como viento espiritual es fuerza y ternura de Dios.

2. El Fuego disipa las tinieblas iluminando, dando calor y vida. Es llamado por Jesús «el otro paracleto” que significa consolador, argumentador, iluminador, maestro y huésped del alma (Juan 14, 16-26). En forma de lenguas de fuego descendió sobre la Virgen María y los 11 apóstoles y los discípulos que perseveraban en la oración en el cenáculo (Hechos 2, 3-4 ). El fuego también purifica como el oro en el crisol de las pruebas y la persecución (Proverbios 17, 3). Al Espíritu Santo, es fuego amoroso que abraza en totalidad a la persona y a la iglesia, le teme más el demonio porque el mal es frío como la muerte, es oscuro como la mentira y es extinción de toda vida. El Espíritu Santo como fuego espiritual es autor del amor en acción, por eso inflama todo acto de piedad, misericordia y compasión.

3. El Espíritu Santo es torrentes de agua vida (Juan 7, 37-39) que manan en el interior como fuente inagotable de toda riqueza y padre de los pobres que sabe que sus hijos lo necesitan porque no tienen otro padre que se derrame en carismas, frutos y manifestaciones. Como agua que fecunda toda vida con sus carismas para edificación mutua en la Iglesia (1 Corintios 12), donde se siembra la Palabra de Dios. Por eso Pablo sembró, Apolo regó y sólo Dios cosechó (1 Corintios 3, 6-9). La realidad espiritual del agua en el Espíritu Santo es vida y fecundidad.

4. Dice el evangelio que Jesús fue ungido por el Espíritu Santo (Hechos 10, 38; Lucas 4, 16-30). En lo más grande de la antigüedad judía eran ungidos con ungüentos especiales: sacerdotes, profetas y reyes. Nosotros nos llamamos cristianos porque Cristo significa ungido, y hemos sido ungidos por el Espíritu Santo como ungüento espiritual que nos ha consagrado como templos vivos suyos (1 Corintios 3, 16).

Que estas realidades materiales nos ayuden a comprender mejor la grandeza de la realidad espiritual que se nos da en el Espíritu Santo. Por eso, pidámoslo, invoquémoslo e invitémoslo, para que presencia permanente y continuada en la Iglesia nos asusta y de manera especial lo haga con la Iglesia perseguida en Nicaragua. El espíritu Santo es armonía, es amor por eso el demonio le tiene tanto temor; el demonio es odio, es muerte y es división. No se dejen llegar de odio, eso destruye; llénense del espíritu Santo llénense del amor de Dios. El amor siempre construye.

Digamos todos: “Ven, Espíritu Santo Creador”.