PALACIO POSTAL: TESTIGO DE LA EVOLUCIÓN DE LAS COMUNICACIONES

Latitud Megalópolis

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“El progreso material ha llegado a la república, se hace manifiesto en el desarrollo de las múltiples industrias que diariamente se implantan en ella” … Porfirio Díaz.

En la esquina de las antiguas calles de San Andrés y Santa Isabel, hoy Tacuba y Eje Central, se encuentra el Palacio Postal, un edificio en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Esta obra de una gran belleza arquitectónica, fue construida a comienzos del siglo XX como uno de los símbolos de esplendor del porfiriato.

El edificio tiene una altura de 28 metros y cuenta con cuatro pisos. La intención era centralizar todas las operaciones del servicio postal, que en esa época representaba la vanguardia en términos de comunicaciones.

La inversión para su desarrollo fue tal que, en los cinco años que duró su construcción, se estima que su costó fue de unos tres millones de pesos. Fue diseñado por el arquitecto Adamo Boari, el mismo que construyó el Palacio de Bellas Artes. Adamo Boari estudió en las universidades de Ferrara y Bolonia donde se graduó como ingeniero civil en 1886. Posteriormente participó en una exposición nacional de arquitectura en Turín, en donde sus diseños y proyectos obtuvieron gran reconocimiento.

También es llamado la Quinta Casa de Correos, porque la institución había ocupado antes cuatro inmuebles ubicados en las calles Del Parque, Santa Teresa, San Francisco y Moneda, en el centro de la Ciudad de México.

Vayamos un poco más atrás en la historia: antes de ser el Palacio de Postal, se encontraba ahí el Hospital de Terceros, donde se atendían a creyentes de la Orden Tercera de Franciscanos y a personas de bajos recursos; se decía que ahí iban a “morir los pobres”.

El edificio virreinal data de mayo de 1756, el hospital entró en funciones en 1761, hasta el año de 1859. Describe José María Marroquí el interior del hospital: en el centro del patio principal había una gran fuente de agua y en su ángulo suroeste la capilla, tan amplia que más bien parecía una iglesia. En derredor del patio principal había viviendas para sirvientes y para el portero. En los altos estaban las enfermerías de hombres y mujeres con la debida separación-.

Con la Ley de Reforma, el inmueble pasó de las manos de la Orden Tercera al gobierno. Al poco tiempo el edificio fue desocupado y vendido a un particular, que lo rentó como viviendas particulares. Después, en el tiempo de Maximiliano, el inmueble fue comprado por el gobierno el 6 de diciembre de 1865 por 75 mil pesos, con un adelanto de 30 mil y el resto en pagos mensuales.

Primero fueron oficinas del Ministerio de Hacienda y Guerra, para más tarde pasar a ser la Escuela de Comercio. Y el 15 de septiembre de 1901 fue demolido sin explicación alguna.

En el mandato de Porfirio Díaz, con la anticipación de la celebración del centenario de la Independencia, el 14 de septiembre de 1902 es colocada la primera piedra por el Ingeniero militar mexicano Gonzalo Garita y Frontera, junto al arquitecto italiano Boari. La construcción tardó cinco años, tuvo un costo de tres millones de pesos. Comenzaron funciones a pesar de no contar con luz eléctrica.