Órale Politics! – La magia de López

 

Por Gustavo Cano

¿Por qué MORENA sigue arrasando más o menos con todo en México en términos electorales? Actualmente controla 22+1 gubernaturas en este hermoso país del Nunca Jamás y lo más seguro es que se lleve la presidencia de la República en el 2024 junto con las mayorías simples del legislativo. En un descuido hasta se lleva la mayoría calificada de una u otra cámara. La palabra clave es AMLO.

Y sí, parece que AMLO se ha sabido incrustar muy bien en los nichos básicos del electorado para garantizar un voto duro sólido, contundente y ganador. Este grupo de grupos está profundamente relacionado con los programas de beneficio social que ha impulsado su gobierno de manera dos-tres exitosa. 

El año pasado iba yo en un taxi en Leondres, bien quitado de la pena, platicando con un taxista de aproximadamente 70 años de edad, mismo que promovía y defendía a AMLO a capa y espada, de manera entusiasta. Yo le pregunté por qué le simpatizaba tanto AMLO y él me respondió: “Dígame usted por favor, en este país, ¿quién hace algo por los jodidos?”. Y he de reconocer que me mató el gallo. AMLO socorre con dinero en efectivo a los que menos tienen, “primero los pobres” pregona por todos lados el señor. Y entre los pobres, su clientela favorita son los jóvenes y las personas de la tercera edad.

En lo personal estoy muy de acuerdo que primero se atienda a los pobres, sobre todo en un país como el nuestro, en el que la mayor parte de los ricos históricamente les ha importado un carajo partido por la mitad sobre lo que les pase o no a los pobres, al contrario, la cultura de la explotación y el abuso laboral está ampliamente arraigada entre la clase pudiente. Y los pobres, cada vez menos educados, pues ni cómo defenderse de la ola de injusticias, corrupción e impunidad que los aqueja diariamente.

Pero hay de maneras a maneras de ayudar a los pobres. Generalmente, en regímenes más o menos racionales del tercer mundo, la idea central gira alrededor de cómo echar a andar estrategias de desarrollo sin descuidar los flujos y mecanismos del crecimiento económico. Pero en el País de los Agachados la lógica de la 4T nos lleva a aplaudir que la mejor forma de ayudar a los pobres es que todos nos volvamos pobres, como Venezuela y Nicaragua, guardando proporciones (espero). 

Todo está bien, pero el futuro no pinta bonito. Su actual política de bienestar sacrifica el futuro cercano y lejano por un presente que socorre a la mayoría, pero a la larga los pobres serán los más afectados. Tarde o temprano el billete de los subsidios se acabará y regresaremos a los 70s-80s, donde las decisiones vitales se aplazaban y aplazaban… lo cual provocó que los problemas tronaran de manera miserable y el país entrase en una crisis económica sin precedentes. 

También ese rollo de que hay que estar felices porque pasamos de la austeridad republicana a la pobreza franciscana definitivamente es surrealista. Desde que tengo conciencia política de quién soy y el entorno que me rodea, nunca había escuchado eso de que hay que celebrar que todo el país está a punto de convertirse en un país de jodidos. Pasar de la República de los Agachados a la República de los Empinados… ¡Dios santo cristero castigadorrr! Si mi memoria y documentación mental no me falla, en los 70s, los regímenes revolucionarios de Irán, el de los Jomeneis, y el de Camboya del Khmer Rouge pregonaban cosas similares en su momento. La abrumadora mayoría de las revoluciones han pregonado, a través de la historia de la humanidad, un incremento en el bienestar de la mayoría de la población, quizá sacrificando los intereses de los poderosos del viejo régimen, pero nada de que ahora pasaremos, queridos ciudadanos, de estar jodidos a vivir miserablemente… 

Al finalizar cualquier revolución siempre hay una caída en el nivel de vida de la población, sobre todo al principio. Después todo empieza a levantar el crecimiento económico y se crean nuevas elites, etc. Pero andar pregonando lo que las revoluciones más radicales y violentas del siglo pasado realizaron tal cual, definitivamente ni viene al caso. Y ojo, por más revolucionarios y radicales que resultasen los victoriosos, nunca de los nuncas se echaron esa puntada de que si no hay crecimiento económico, pues no importa, sino que lo prioritario es el desarrollo económico… Sin el primero, el segundo simple y sencillamente no se da.

Son tres los principales factores por los que Morena se va a levantar con el control político del país en 2024: 

Primo: el pueblo bueno.  El pueblo bueno no entiende ni le interesa entender razones como las expuestas en los párrafos de arriba. De hecho, sus matemáticas son sencillas y poderosas: “Durante generaciones enteras hemos soportado lo insoportable en términos de pobreza, hambre, desnutrición, injusticia, insalubridad, explotación laboral, abuso policial, inseguridad, corrupción e impunidad. Eso no ha cambiado con López, pero al menos él nos pasa una lanita para ahí más o menos irla pasando… ¿Qué tiene de malo votar por quien diga López, mientras sigamos recibiendo nuestro billete? “ 

Y así por el estilo. La baja educación del pueblo bueno no le permite entender gran cosa. Mientras tenga alcohol, redes sociales, telenovelas, religión sin espiritualidad y mala alimentación sabrozona… todo marcha bien. Poco importa la educación de los hijos, así como su salud física, emocional y mental. Esto es, el futuro vale madres en el País de los Agachados, se vive al día, al chilazo. Entonces, conforme la sociedad mexicana entra en su zona de confort con la 4T, permite sin problema alguno que Morena, abanderada por el líder supremo, gane y gane espacios antes cerrados a cualquier tipo de izquierda.  La baja educación del pueblo bueno no es un fenómeno reciente, mínimo lleva gestándose más de 40 años, con una educación corrupta, pseudo neoliberal, que vio más por los intereses políticos de la elite en el poder que por el genuino interés de la patria: una educación de calidad para los niños y niñas del País de los Agachados. El voto de las mayorías pobres del país es un voto poco razonado, pero efectivo. Entre 22 y 26 millones de electores caen felices en esta categoría. Y ellos/ellas/elles no tienen por qué cambiar de actitud de aquí al 2024. 

Secondo: la oposición. Y bueno, aquí es donde la puerca torció el rabo. La oposición en México da pena ajena. Alito, Markito y el otro compadrito definitivamente vienen de otro planeta. Y de uno bastante jodido, por cierto. Nomás no dan una. En las más recientes elecciones se la pasaron festejando que habían perdido 2-4 gubernaturas y se vanagloriaron que no perdieron 0-6. Bueno, eso ni al Tri del Tata se le ocurre, pues. Quizá el Movimiento Ciudadano tiene algo que ofrecer desde el norte del país, pero eso más bien depende de la madurez política de Marianita. Igual y para el 2030 el MC podrá jugar a gusto al tú por tú en la cancha de los grandes, pero dudo bastante que lo pueda hacer en el 2024 con posibilidades de ganar. En términos generales, la oposición es una seguidora de Morena (follower), mientras que Morena es dueña de la agenda política del país (agenda owner). La oposición no ofrece nada, tan sólo se la pasa reaccionando a lo que Morena hace o dice y así no se puede ganar elección importante alguna. Ya conque el PRI y el PRD no desaparezcan en las próximas elecciones presidenciales, ya con eso se pueden dar por bien servidos.

Terzo: AMLO. López maneja una retórica que gusta al pueblo bueno, pero no a los conservadores aspiracionistas o fifís. Su política de subsidios directos e indirectos funciona muy bien. Atiende puntualmente a sus nichos electorales: los jóvenes y las personas de la tercera edad, ambos de estratos socioeconómicos bajos, principalmente a través de programas sociales. Su voto duro parece inamovible de aquí al 2024. López es un buen predicador, por más que su discurso esté peleado con la realidad. Lo que diga López se hace, aunque a veces no se haga o no sea posible hacerlo, esa es la línea de acción. Y a quien señale López, ése o ésa brincará lo que haya que brincar, cuando haya que brincarlo. Cada vez que López le patea el trasero a los gringos su clientela mexicana lo festeja, no tan ruidosamente, pero lo festeja directamente desde su sistema de creencias políticas; gana puntitos extra constantemente. Y su electorado lo apoyará en su momento, no questions asked. De esta forma, Sheinbaum (o Adán) llegará a los festejos del año nuevo de 2025 con un legislativo muy a su favor y con 25 gubernaturas del país en el bolsillo. Y López bien a gusto en La Chingada. 

Aunque eso de que López acaba su sexenio y se retira para siempre yéndose mucho a La Chingada y que hasta va a cortar el teléfono para que no lo molesten… ¡mis bigotes pus qué! A estas alturas del partido conozco muy bien a los políticos priistas como para creer esos cuentos chinos. AMLO deja de hacer política hasta dos o tres años después de muerto. En eso radica la verdadera magia del López…