Naufragio

francisco Javier García Bejos columnista

Casi en un homenaje a una de las mejores pinturas de uno de sus artistas más notables, William Turner, desde su salida de la Unión Europea, el Reino Unido ha sido incapaz de aportar las soluciones económicas y políticas necesarias para recuperar esa independencia y grandeza británica, que según los votantes del Brexit, les arrebató la “subordinación” a Bruselas.

Desde que se oficializó su salida de la UE el 31 de enero de 2020, justo meses antes de que iniciara la pandemia, han pasado por el número 10 de Downing Street, hasta ahora, 4 primer ministros: Theresa May, Boris Johnson, Liz Truss y el recién nombrado Rishi Sunak, que sustituye a Truss quien tuvo que renunciar tan solo 44 días después de que fuera asignada al cargo.

El millenial nuevo primer ministro, hindú de origen indio, fue Ministro de Hacienda en el periodo de Boris Johnson. Será el primero de una minoría étnica que tome las riendas del Reino Unido y el más joven en 200 años. El millonario hijo de un médico y una farmacéutica rebasa apenas los 40.

Si bien el hecho casi inédito de su juventud y sus orígenes étnicos parecieran darle un poco de legitimidad a un partido que lleva 12 años cometiendo un traspié tras otro, el ahora líder del Partido Conservador del Reino Unido no la tiene sencilla.

Su misma calidad de multimillonario que ha trabajado con bancos y fondos como Goldman Sachs, aunado al escándalo fiscal de su esposa, Akshata Murty, acusada de no pagar impuestos y el hecho de ser considerado un político de élite por haber estudiado en algunas de las universidades más prestigiosas de su país y del mundo (Winchester College, Oxford y Stanford), quizá no jueguen en su favor en un momento social en el que cada vez se cuestionan más los privilegios.

En su discurso inaugural como primer ministro, ha reconocido los errores de su antecesora así como la profunda crisis económica que vive su país. No obstante falta por ver si el banquero estará a la altura de un país que lleva años sumido en el caos político y económico.

En realidad, para ser sinceros, la historia del Reino Unido en la última centuria ha estado plagada de crisis económicas y una que otra tormenta política, pero sin duda alguna las tempestades de ese país se han ido incrementando a partir de, en mi opinión, la errónea decisión de romper con el bloque europeo.

La otrora potencia económica de Europa se tambalea y se queda sin liderazgos, justo cuando Europa y el bloque Occidental pasan por uno de sus episodios más oscuros en lo que va del siglo.

Por el bien del Reino Unido, más le vale a este nuevo líder conservador ordenar un poco el desastre que le han legado sus coetáneos de partido.

Hoy en día el coste de la vida en el país de Adam Smith ha llegado a niveles insostenibles para muchos de sus habitantes y ante la crisis energética provocada por el conflicto entre Rusia y Ucrania, lo que menos necesita ese país es estar cambiando de primer ministro cada mes. Sobre todo cuando el continente entero se enfrenta a uno de los inviernos más duros desde la Segunda Guerra Mundial.

La sensación que permea en ese país, y en todo el mundo, es la de la incertidumbre. Odioso término que se ha convertido en un cliché en el análisis político y económico de nuestro tiempo, pero que tristemente refleja el actual estado de cosas en un mundo al borde del naufragio.

El Reino Unido se suma así a la ya muy larga lista de naciones con constante inestabilidad política y ausencia de liderazgos, en una momento en el que al mundo le urgen voces firmes y capaces de dirigir. Occidente vive un periodo de lamentable orfandad política.

El naufragio de William Turner, 1805