Misterioso hallazgo durante la reconstrucción de la catedral Notre Dame

El incendio que tuvo Notre Dame en el año 2019 significó uno de los mayores daños estructurales que ha sufrido en sus 677 años de existencia, el cual reveló extraños hallazgos.

Esta situación llevó a una pronta respuesta de las autoridades francesas para rescatar la edificación  de Notre Dame y comenzar a repararla. Sin embargo, el trabajo de mantenimiento ha encontrado secretos que la iglesia escondió durante siglos.

Esqueletos bajo los cimientos de Notre Dame

Debajo del suelo del crucero de la catedral, se pudieron vislumbrar varias tumbas. En una de estas, descubrieron dos sarcófagos hechos de plomo, ambos muy bien conservados.

Dichos féretros fueron hallados a un metro de profundidad. Los investigadores también encontraron fragmentos en piedra de varios rostros, manos y pies, los cuales hacían parte de numerosas estatuas.

Científicos franceses haciendo análisis óseo de una de las momias encontradas en la catedral. Denis Gliksman. Inrap

Ambos enterramientos fueron encontrados mientras se hacía una excavación subterránea como preparativo para la instalación de un andamio de 30 metros y 300 toneladas, que se usaría para reemplazar la aguja de la catedral, perjudicada por los incendios del 2019.

Uno de los cuerpos hallados era el de un sumo sacerdote fallecido en el año 1710. El esqueleto del religioso llevaba consigo una placa de latón la cual lo identificaba como Antoine de la Porte, quien fue canónigo de la catedral.

Este sacerdote fue un miembro de la alta sociedad francesa durante los siglos XVII y XVIII y regaló varias obras de arte que se conservan hasta el presente, según un informe del periódico británico ‘The Guardian’.

El segundo cuerpo hallado no pudo ser identificado, sin embargo, según el periódico, este cuerpo pertenecía a un hombre de 30 años, catalogado por los investigadores como “un noble joven, rico y privilegiado”.


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Un análisis de la composición ósea del cuerpo llevó a la conclusión que, por la forma de sus huesos pélvicos, se trató de un experimentado jinete. Debido a esto, fue bautizado como ‘Le cavelier’ (El caballero). Se especula que esta persona pertenecía a la élite del país galo en el siglo XIV.

El análisis óseo también arrojó que dicho ‘caballero’ tenía un cráneo alargado. Según los investigadores, dicha característica podría deberse a que fue atado a la cabeza con una tela durante sus primeros tres meses de vida.