Las riendas digitales: Domando emociones, masas y manipulando en línea

 

Laura Pinzón

En la era digital actual, nos encontramos inmersos en un mundo donde la información fluye constantemente a través de las redes sociales. Estas plataformas se han convertido en poderosas herramientas que permiten a las personas conectarse, compartir ideas y expresar sus emociones. Sin embargo, también han abierto la puerta a un fenómeno preocupante: la manipulación de masas, controlar las emociones y manipular a través de las redes sociales, algo asi como domar un caballo.

La doma de un caballo es un proceso en el cual se busca establecer una relación de confianza y control entre el jinete y el animal. A través de técnicas específicas, el jinete logra dirigir y controlar los movimientos del caballo, estableciendo una jerarquía clara. De manera similar, en el ámbito de las redes sociales, algunos actores con intereses ocultos buscan establecer un control sobre las masas mediante la manipulación de la información y la dirección de sus emociones.

Ahora bien, las emociones son parte intrínseca de nuestra naturaleza humana y desempeñan un papel crucial en nuestras decisiones y comportamientos. Quienes buscan manipular a las masas han comprendido la importancia de las emociones y cómo estas pueden ser utilizadas para influir en la opinión pública. Por ejemplo, propagando mensajes que buscan generar emociones específicas en las personas, ya sea el miedo, la ira o la esperanza, con el fin de moldear sus pensamientos y acciones.

En conclusión, domar las emociones y manipular a las masas a través de las redes sociales plantea una serie de peligros. En primer lugar, se socava la libertad de pensamiento y se limita la capacidad de las personas para formar opiniones informadas y críticas. Además, se fomenta la polarización y la fragmentación de la sociedad, ya que las personas son expuestas únicamente a contenidos que refuerzan sus propias creencias, sin tener acceso a una variedad de perspectivas, tanto asi como un jinete que le decidió poner una gringola a su caballo.