Ineficacia y negligencia criminal

adriana delgado columnista

Por Adriana Delgado Ruiz

@AdriDelgadoRuiz

¿Una niña de tres años debatiéndose entre la vida y la muerte por tétanos? ¿En serio? Tan cierto como indignante y absolutamente inaceptable. La pequeña, originaria de la zona indígena de San Agustín Loxicha, lleva 10 días internada en el Hospital de la Niñez Oaxaqueña, con pronóstico reservado.

El tétanos ocasiona contracciones musculares dolorosas, especialmente en la mandíbula y el cuello. Puede interferir en la respiración hasta causar la muerte. No es una enfermedad erradicada del todo, entre 2015 y 2021 se registraron 26 casos anuales en promedio, por lo que no bajar la guardia es clave.

Entonces, la primera gran pregunta es ¿por qué la niña no estaba vacunada? La Cartilla Nacional de Vacunación incluye la hexavalente, con cuatro dosis a los dos, cuatro, seis y 18 meses de nacidos para protegerlos justamente de tétanos además de difteria, tosferina, poliomielitis, hepatitis B y otras enfermedades graves causadas por haemophilus influenzae tipo b, como neumonía y meningitis.

Si la pequeña en Oaxaca no estaba protegida contra el tétanos, entonces tampoco lo estaba contra todas esas otras enfermedades. ¿Qué tan aislado es el caso? La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición más reciente, documenta que únicamente el 27.5 por ciento de los menores con un año cumplido cuentan con su esquema de vacunación completo. Al llegar a los dos años de edad, el porcentaje sube apenas al 31.1. Desde el 2018 las coberturas se encuentran entre las más bajas de los últimos 20 años, así que, sí, los gobiernos anteriores lo hicieron mejor en este aspecto.

La cantidad de niños en riesgo de padecer enfermedades graves y prevenibles es alarmante. Cada año mueren más de 30 mil menores de 5 años en el país, la mayoría por causas totalmente evitables.

La situación no tiene una expectativa de mejorar prontamente. En el presupuesto de este año, el programa de vacunación tiene un recorte de 55.2 por ciento, explicado por la reducción en el gasto de inmunizaciones por la pandemia, pero que también incide en otras muy necesarias, como está quedando claro.

Como otro botón de muestra, al inicio de esta temporada de frío, el subsecretario Hugo López-Gatell pidió a los jóvenes no vacunarse contra la influenza para dejar esa oportunidad a las personas mayores, cuando hace pocos años esa protección se aplicaba masivamente.

Además del obvio desabasto, otras razones de la cobertura tan baja en la vacunación son los problemas de infraestructura como la red de frío para mantener las dosis en buen estado, la ineptitud en la compra de insumos, la falta de un sistema nominal de seguimiento, y si eso es poco, la ausencia de una labor de educación sobre las falsas contraindicaciones, mitos y creencias entre las comunidades marginadas por un lado y las que propician las redes sociales por otro.

Una mala nota más, de varias, para el sistema de salud pública. Recordemos que hace muy pocas semanas, un niño de siete años murió de rabia tras la mordedura de un murciélago, seguida por la falta de capacitación de médicos y la carencia de los equipos y medicamentos necesarios para salvarle la vida.

¿Es por falta de dinero? No. En 2022, el sector salud registró un subejercicio de 75 mil 662 millones de pesos, aun cuando el gasto global del gobierno en el año fue 480 mil 721 millones mayor al presupuestado. ¿Es más importante engañar y quedar bien con el presidente?

Tampoco olvidemos que al inicio de esta semana murió Martha Esmeralda, en Durango, la víctima número 35 en fallecer por meningitis tras haber sido anestesiada con una dosis contaminada por un hongo, y todavía quedan 79 casos positivos confirmados en riesgo.

Ineficacia y negligencia criminal. No merecemos un sistema de salud así de enfermo.