Ideas de libertad

adriana delgado columnista

Por Adriana Delgado Ruiz

Casi ninguna libertad es real si no está respaldada con libertad financiera. Por eso hay gobiernos en el planeta que prefieren comprar votos con dádivas y asistencialismo en vez de crear oportunidades para que sus ciudadanos progresen.
Hay mucho qué revisar. La degradación del sistema democrático va mucho más allá de partidos que cuestan mucho y no aportan propuestas.

Continuamente, las personas pierden más libertad con una deuda pública que hipoteca cada vez más su futuro y el de sus hijos, políticas regulatorias que ahogan cualquier iniciativa de emprendimiento e innovación, un medio ambiente cada vez más contaminado, rezagos económicos e instituciones debilitadas.

¿Por qué es mal vista una empresa que genera ingresos y bienestar? Crear empleos, productos y servicios requiere de clientes que los adquieran para poder crecer. El mercado hace que los precios y los salarios compitan. Una empresa no puede ser próspera si la comunidad a la que sirve no lo es. Lo que a toda sociedad con sus ricos y pobres le conviene es la prosperidad incluyente y generalizada.

Esa es la trascendencia de las “Ideas que transforman sociedades para cambiar al mundo”, que plasma el empresario #RicardoSalinasPliego en su nuevo libro, disponible en librerías y digital.

Además de ser inspiradoras, las ideas de quienes han roto esquemas, superado estereotipos, abierto paso e irrumpido con innovación, son mucho más que útiles en la búsqueda de superar anacronismos y hallar rutas verdaderamente eficaces hacia el progreso. Para que sea así, educación, salud, igualdad de oportunidades, conciencia ambiental y un estado de derecho sólido son indispensables.

Así que las empresas también son un medio fundamental para generar valor económico, social y ambiental que, sumados, son la mejor manera de llegar a la prosperidad incluyente. La experiencia de un empresario que genera más de 150 mil empleos y servicios que mejoran la vida de millones de clientes, es un argumento de mucho peso.

En la práctica diaria, un conglomerado empresarial como Grupo Salinas también mantiene en marcha iniciativas como Fundación Azteca con acciones de responsabilidad social sin caer en la dádiva que atenta contra la dignidad sino en la construcción de oportunidades, el Plantel Azteca que da educación de
excelencia a los niños y jóvenes de mayor aprovechamiento escolar y bajos recursos, las orquestas Esperanza Azteca que se han vuelto una forma infalible de cohesión social mediante la música, y programas con gran impacto ambiental como Que Viva la Selva Lacandona y Limpiemos Nuestro México.

Todavía más en el fondo, frente a la falta real de liderazgos sociales, hay que desarrollarlos con base en un cambio cultural dirigido al respeto por el orden legal, el fortalecimiento de la sociedad civil y la igualdad de oportunidades para construir libertad. Ricardo Salinas impulsa eso mediante el centro que lleva su nombre e incluye iniciativas como Arte & Cultura y Kybernus.

Se trata de construir visiones nuevas. Eliminar de las mentalidades el derrotismo, y la aversión excesiva al riesgo. Darle verdadero valor al mérito y al esfuerzo, y quitárselo al influyentismo. Poner a la educación de calidad en el centro de nuestro proyecto de largo plazo.
En vez de quedarnos en la discusión polarizante y superficial, vayamos al fondo. Revisemos las ideas que transforman sociedades para cambiar al mundo. Su autor las expone y explica desde su experiencia probada en la práctica