Guia rápida para sobrevivir a la crisis del coronavirus

Estimado lector es necesario tomar con responsabilidad y sabiduría la pandemia de coronavirus, la cual es una de las más importantes en la historia moderna, comparable en severidad y letalidad a la de influenza de 1918-1919 (erróneamente llamada gripe española), pero con una diferencia importante: la pandemia de influenza discriminaba menos a sus muertos, matando frecuentemente a jóvenes, mujeres embarazadas y niños.

Varios estudios han mostrado que los casos de coronavirus en niños pequeños tienden a ser leves, y que los casos en jóvenes o adultos tiene tasas de mortalidad bajas. Pero en ancianos, particularmente dentro de los mayores de 80 años o los que sufren enfermedades crónicas respiratorias, cardíacas o diabetes, tiene una tasa de mortalidad del 8% o incluso mayor. Esto significa que el coronavirus sigue reglas cercanas a las estudiadas por Darwin: la selección natural, afectando a los más débiles, a los más ancianos y a los crónicamente enfermos.

Si bien en nuestro México es relativamente reciente la llegada de esta pandemia que inició en China y se extendiera a otros países principalmente a Italia y al mundo del deporte, de la política y de la farándula en donde personajes famosos han dado positivo al virus, estamos a buen tiempo de reaccionar con medidas preventivas bajo un amplio discurso que no fomente al pánico y a la discriminación como suele suceder en este tipo de situaciones. El gobierno del #Edomex de Alfredo del Mazo emprendió ya la suspensión de actividades laborales y académicas del 20 de marzo al 20 de abril en un comunicado oficial emitido en días recientes y una serie de recomendaciones sobre la higiene y el cuidado personal, siendo este ultimo punto el más importante para transmitir en familia y vivir un proceso responsable en casa, cuidándonos unos a otros.

En este sentido hay que adoptar un estilo de vida que en México permita que el coronavirus no nos supere a diferencia de otras naciones. Si bien es cierto nos enfrentamos a la des información, a las emociones incómodas, a algunos les agobia el miedo, estremece escuchar a los encargados del sistema de salud informando de las situaciones que se viven día a día en el país con un Presidente de la Republica ausente, en donde no pareciera que las cosas vayan a mejorar en el corto plazo. Sin embargo, existe una verdad incuestionable: todo pasa. El coronavirus también. Como ha sucedido con otras pandemias o en otras situaciones difíciles que hemos vivido. Debemos afrontar el problema con una mentalidad positiva. Para eso necesitamos conocer las etapas y las emociones a las que nos vamos a enfrentar. Reconocerlas nos ayudará a afrontarlas de un modo más amable. A desarrollar una mentalidad positiva a pesar de las circunstancias. Esta posición nos permitirá entender que, en todo cambio, por difícil que sea, siempre existen oportunidades para seguir aprendiendo y avanzar como personas y como sociedad ya que al final somos nosotros como ciudadanos los que determinamos el rumbo de la crisis.

No hay que permitir que el miedo que es la emoción más profunda y paralizante que existe nos haga ejecutar acciones o al contrario y aflore la indiferencia y la poca responsabilidad de la ciudadanía con actitud apática y evite las recomendaciones que nos ponen en riesgo a todos como fue el caso del Vive Latino de los organizadores y de la gente asistió a sabiendas que hay que evitar grandes conglomeraciones de gente. Sin embargo hay un miedo sano, que es la prudencia, que nos obliga a protegernos y a quedarnos en casa. Y existe otro, el miedo tóxico, que nos lleva a la histeria colectiva, a las compras compulsivas o a no dormir por las noches. El miedo es otra fase que tenemos que transitar rápidamente. Es inútil dejarse vencer por la emoción, que en muchas ocasiones llega a ser más contagiosa que la propia enfermedad. Posiblemente, porque nos daña profundamente y nos vacía de la posibilidad de afrontar la crisis desde la mentalidad positiva del cambio, el sentido común y la fuerza.

Así mismo y resaltando como en casi todas las opiniones hay que adoptar nuevos hábitos y confianza. Una vez aceptada la realidad comienzan los nuevos hábitos y la confianza en nosotros mismos. Normalizamos la realidad. Si estamos recluidos, encontramos los aspectos positivos. Nos ofrecemos a ayudar a otros desde la serenidad y no desde el miedo; nos reímos de la situación y, lo más importante, nos abrimos al aprendizaje. Cuanto más nos esforcemos en ver qué aspectos quiere enseñarnos esta nueva crisis, más rápido podremos atravesar la curva del cambio.

Finalmente tome acción, ore y confié en Dios para que así podamos llegar en algunos días a ver la época del coronavirus como una crisis más que ha pasado y nos ha hecho mas fuertes en el aspecto de comportamiento, de hábitos y como ciudadano. Esta crisis será historia, como todas. Vendrán otras, nuevos problemas, y eso significa que estamos vivos. Si hemos sido conscientes del proceso y hemos aprendido como personas y como sociedad, habrá valido la pena, a pesar de las numerosas pérdidas que hayamos tenido en el camino.

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