En el Estado de México… ¿llegó la hora de encontrar a los culpables?

POR FERNANDO ALBERTO GARCÍA CUEVAS

 

Siempre será más reconfortante para el ego de los culpables de las tragedias, señalar criminales de los delitos imputados, fuera del círculo de su responsabilidad

Culpar a otros de las consecuencias provocadas entre la población, con la forma de usar el poder que le fue conferido por la sociedad, para protegerse a sí mismo, no solo es egoísta, sino también es un acto de traición. En contra parte, algunos rumiarán, que sus decisiones, ¿fueron un bien menor, por un mal mayor, o acaso fue… — un mal menor, para un bien mayor?  Mi querido lector, desde su perspectiva, usted tiene la palabra.

Ciertamente nadie está exento de cargar con la parte de culpa que le corresponde, tanto en los altos círculos del poder, como en las barricadas de los partidos políticos, o en las calles por las que deambulan los pobladores atentos o indiferentes acerca de lo que ocurre en la sociedad de la que son parte inherente.

Mesías y catastrofistas, el pueblo bueno y el malo, todos, pagan su precio. Solo es cuestión de tiempo.

Es importante reiterar que nadie tiene derecho, para usar impunemente el índice flamígero, acusando a los presuntos responsables de lo sucedido. De alguna forma, todos, gobernantes, lideres, electores, activos o indiferentes, somos parte de un tonel de frijol con gorgojo. La historia nos ha demostrado que no hay un solo culpable en las derrotas, como tampoco, las victorias, corresponde al mérito de un solo héroe o heroína.

Lo que sí nos impactará a todos, serán las consecuencias que se derivan de las derrotas, así como de las victorias, porque los resultados de esta historia, tendrán consecuencias de largo plazo para bien y para mal.

Para algunos mexiquenses el pasado 4 de junio del 2023, quedará registrado en la historia del Estado de México y del país entero. Algunos pretenderán inscribir la fecha con letras de oro en algún muro de honor, mientras otros, la recordarán llorando su derrota bajo un árbol, triste frente al instituto electoral del estado de México. Lo sucedido es consecuencia, de lo ocurrido por mucho tiempo en la entidad. Abandono de banderas sociales, olvido de los sentimientos de la gente, ignorar a los leales militantes, algunos, regocijarse con el poder.

Estoy absolutamente seguro, y lo escribo pensando en el presente y futuro de mi familia, que lo que más conviene a mexiquenses y mexicanos, es serenar los ánimos y las euforias, que ni los velorios ni los festejos se prolonguen. Que los lideres de todos los partidos políticos, terminen con sus relatos facciosos, que reconozcan con sensatez, el hastío de la gente por la política y los políticos multicolores. Por su parte, que ciudadanos y electores, que no están libres de culpa, adviertan que la indiferencia provoca abusos y perversidades, porque la indiferencia, simplemente, deja crecer los huevos de las serpientes, que naturalmente, demandan sustento.

Por mi parte, mi respeto y admiración para Alejandra del Moral. Mi reconocimiento y respaldo ciudadano, para la Maestra Delfina Gómez por su merecido triunfo.

Espero que el próximo gobierno de transformación, se ocupe de reconciliar a la población de nuestro estado, de convocar a la unidad de voluntades y posibilidades, para enfrentar juntos, los grandes desafíos de los mexiquenses.

Este es un auténtico punto de quiebre en la historia de nuestro estado.

—Que sea para bien de todos—, no solo como un buen deseo ciudadano. —Que sea, como estrategia de gobierno, plural, diverso, incluyente, respetuoso, atento a múltiples voces de los ciudadanos, para responder con inteligencia, identidad y visión de futuro, los grandes desafíos nacionales.

¡que viva el Estado de México!

¡que viva México!