El frasco de la vida

Enrique Martínez y Morales columnista

En estas épocas de inicio de año propicias para establecer compromisos con nosotros mismos, fijar propósitos y seleccionar metas es buen momento para recordar aquella anécdota del frasco de la vida, sobre las prioridades que debiéramos tener durante nuestra existencia.

Un profesor de alguna prestigiosa universidad, avezado en el uso de la mayéutica para explicar mejor sus argumentos, extrajo de su mochila un bote de cristal vacío. Lo mostró teatralmente a su público como prestidigitador antes de ejecutar un truco de magia. Luego lo llenó con pelotas de golf.

Al terminar de hacerlo preguntó: ¿Está el frasco lleno? Todos respondieron al unísono y unánimemente “¡sí!”. Acto seguido, el profesor rebuscó en su mochila hasta extraer un recipiente con grava. Vació las pequeñas piedrecillas sobre las pelotas de golf hasta el tope del frasco. ¿Y ahora, está lleno ya? La mayoría respondió afirmativamente, aunque con ciertas reservas.

Nuevamente metió las manos en el interior de su mochila y sacó una bolsa con arena de mar, echando su contenido en aquel frasco y dándole unos pequeños golpes para que se asentara mejor su contenido. ¿Ahora sí, está lleno ya? Precavidos, los más, dejaron su respuesta en el aíre; los menos, movieron la cabeza en señal de aprobación.

El maestro volvió a su mochila. Esta vez puso sobre la mesa dos cervezas. Las abrió y las vertió en el recipiente, ahora si llenándolo por completo. Luego les explicó el significado del experimento del “frasco de la vida”. Las bolas de golf representan las cosas importantes, como la familia, la salud, los amigos, los valores, lo espiritual. Las piedrecillas significan el trabajo, la vivienda, el coche, los pasatiempos. La arena, todo lo demás.

Si ponemos primero la arena no habrá espacio para las pelotas de golf. Lo mismo si echamos primero la grava. Por eso es vital el orden de las cosas y cómo prioricemos nuestras actividades, comenzando con lo realmente importante.

¿Y las cervezas qué significan? Preguntó un alumno. “Que no importa qué tan ocupada esté nuestra vida, siempre habrá espacio para un par de cervezas con un amigo”. Respondió el profesor.

Que en este 2023 que comienza nuestros propósitos estén más orientados a atender y cuidar nuestras bolas de golf. Lo demás, al final de cuentas, es solo arena.