Columna de opinión: Poli-TikTok

Por FREDDY SERRANO DÍAZ

Constantes, breves, originales y auténticos, así deben ser los que quieren conquistar un mercado paralelo tan importante como el territorial.
Por: Freddy Serrano Díaz Estratega político

Tik tok, la red social con mayor crecimiento de los últimos años permite grabar, editar y compartir videos cortos en “loop”, con la posibilidad de añadir fondos musicales, efectos de sonido, filtros o efectos visuales, luego no cabe duda, es una atractiva manera de cautivar seguidores en el cambiante mundo de la política.

El de hoy es un momento diferente para las campañas del Poli-TikTok que suponen un contenido más simpático, original y divertido, ya que, en comparación con los reels de Instagram como solución, los contenidos de este nuevo escenario no suelen ser tan repetitivos o aburridos.

Por primera vez una red social proveniente de China conquista a usuarios de occidente, un verdadero experimento que entendió que las audiencias son cada vez más impacientes, se cansan más rápido, quieren contenidos posteriormente consumidos en Facebook, Twitter, Instagram, WhatsApp; en términos generales, una plataforma que no limita y que auspicia el activismo simple con experiencias divertidas, donde música y lenguaje coloquial son centro de interacción con los demás.

Distantes de gustos o disgustos, de elogios o cuestionamientos, usar la parodia como poderosa estrategia de deconstrucción de personajes y canalizador de crítica y propuesta política, deja en juego el talento de las multitudes, así pues, la mejor campaña es la que hace la gente anónima, dedicada a encontrar el desborde creativo en lo amateur.

Para todos los gustos el Poli-TikTok se dedica a lo imperfecto, lo natural, lo diverso, una campaña es una fiesta donde el clima movilizador en equipos, voluntariado y electores tiene de donde echar mano.

Lejos, muy lejos de lo que aquí se ha dicho y que no garantiza el enganche digital con otros ciudadanos, es momento de reiterar: ni un like es un voto, ni un seguidor es un elector y el sistema electoral de América Latina, aún hoy, sigue siendo demasiado dependiente de la campaña territorial, esa que habla con personas frente a frente, que tiene contacto físico y que construye promesas por cumplir, antes que enamorar por entretenimiento.

Constantes, breves, originales y auténticos, así deben ser los que quieren conquistar un mercado paralelo tan importante como el territorial.