#DéjatePulir – ¿Trabajar en casa o vivir en el trabajo?

“Ya no recuerdo… ¿trabajo en casa o vivo en el trabajo?” Frase que seguramente más de uno se sentirá identificado durante estos más de 160 días de distanciamiento social. Por ello, en nuestra pasada entrega iniciamos la exploración del home office o teletrabajo y ahora es necesario reflexionar sobre aquellos puntos vulnerables que la pandemia puso de manifiesto. Hablemos pues, del derecho a la desconexión digital.

 

Iniciemos acordando que, en este escenario de cambio y oportunidad, la tecnología fue, es y será el motor para impulsar el trabajo que tuvo que ser detenido de manera abrupta y que fue necesario confirmar o refutar el liderazgo de los empleadores y el compromiso de los empleados. Hubo personas que demostraron ser capaces de trabajar en estas condiciones por objetivos, no sólo por tareas, con altos niveles de vitalidad y agilidad, y ellos deben ser premiados por su aportación y dedicación; sin embargo, también es importante reconocer que no ha sido sencillo para todos, pues cada trabajador representa una realidad y después de más de un tercio del año sufriendo el encierro, se han generado diversos cuadros de salud que deben ser analizados y atajados.

 

Establezcamos que no hay duda que el home office llegó para quedarse, pero es necesario tener claro los puntos que deben ser modificados y regulados para que dicha modalidad no desemboque en puntos indeseables en la organización.

 

En países como España, Italia y Francia, ya se encuentra regulado el derecho a la desconexión digital que delimita la vida laboral de la vida personal y permite pensar que la conciliación trabajo-familia puede ser más que una promesa o buenas intenciones.

 

En México, en el Senado ya se debate una iniciativa que busca que se reconozca que los trabajadores no estarán obligados a participar en comunicaciones electrónicas como mensajería, correos electrónicos o llamadas telefónicas cuando no estén en días y horarios de trabajo, esto en previa conciliación entre empleados y patrones. Todo ello en protección a la salud de los empleados y reconocimiento de sus derechos humanos, entre ellos al del descanso, vacaciones y el respeto a la intimidad personal y familiar.

 

Más allá, de calificar la propuesta que deberán debatir y enriquecer los legisladores, es importante mencionarla debido a que plantea una discusión muy necesaria al respecto, ya que se ha generalizado que los empleadores piensen que sus empleados se encuentran en guardia permanente, a su disposición a cualquier hora y en cualquier lugar.

 

Cabe mencionar que dichas prácticas no solamente no son buenas para el empleado, tampoco lo son para la empresa, pues, aunque suene trillado es un hecho incontrovertible, cuanto más feliz y descansado esté un trabajador más va a aumentar su productividad, generará menor absentismo y mejorará la reputación de la empresa, justamente por tratarse de una organización que cuida a su gente.

 

No tengo duda, este momento de crisis de salud eventualmente tendrá que ceder y habremos de salir adelante, sin embargo, las organizaciones que hayan cuidado de su gente tendrán mejores perspectivas de crecimiento por la reciprocidad que recibirán de su gente que se supo arropada.

Julián Pulido Gómez

*Maestro en Administración Pública (INAP)

 

Contacto:

Twitter: @jpulidogomez 

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