Locura absoluta

Introducción

En 1511 Erasmo de Rotterdam escribió el ensayo “El elogio de la locura”. El título, en un sentido doble típico de la obra, también puede entenderse como “Elogio de [Tomás] Moro; lo hizo este neerlandés como divertimento  para su gran amigo el inglés Tomás Moro. Esta sátira es una crítica social, es también una forma de rendir sincero homenaje a los clásicos, tan diestros en hermanar el arte de la ironía con el de la crítica.

El renacimiento dio el calificativo Erasmo como “príncipe de los humanistas” y otros. Es una figura única en la historia del pensamiento occidental. Lo controvertido fue que quienes no lo querían, como Martín Lutero lo llamó “anguila resbaladiza”. Tuvo la desgracia de perder a su madre durante la epidemia de la peste y vivirá con miedo a la muerte hasta después de los cincuenta años de edad.

La obra citada inicia con el monólogo de la estulticia. Es un reflejo de lo que ha vivido en ese terror a la peste cada vez que llega sale huyendo. Achacó los males de su tiempo a lo filósofos medievales y al cristianismo del momento porque habían desfigurado el concepto de piedad. Y propone, como Petrarca, lo había hecho: “que los estudios de humanística nos sirvan no para saber más, sino para ser mejores personas”.

  1. VIRUS DE ARN Y DE ADN

Un virus es, en esencia, un agente infeccioso microscópico incapaz de reproducirse fuera de las células de otro organismo. Todos los virus están compuestos por ácidos nucléicos, ya sea ADN o ARN, y diferentes proteínas. Ellos son causantes de muchas enfermedades humanas, como el SIDA, la gripe o la varicela, aunque también existen virus que solo causan enfermedades en otras especies.

La actual situación nos tiene impactados porque estamos frente a un virus (COVID-19) grandote y pesadito, es un virus de 200 nanometros, tiene una serie de proteínas con azúcar que lo hacen pesado. Cuando uno tose, estornuda, pronuncian palabras con las letras “V” o la F, se tienen que morder los labios y se expelen gotículas que pueden volar hasta 12 metros. Estas características por el contrario hacen que resistan fuera poco tiempo. Por eso la medida más importante es la higiene y la sana distancia. Este virus solo entra por zonas mucosas. Es un virus de ARN de una sola cadena que gira en sentido positivo, como las agujas del reloj y está rodeado de una proteína con fósforo, que le da al virus un aspecto de corona; afuera tiene la membrana y tiene proteínas con azúcar-sales. El coronavirus SARS-Cov-2 utiliza la proteína «spike» (espinosa que le da otra corona), esa licoproteína es la llave que usa el virus para reconocer las células de la mucosa respiratoria y de ahí infectar produciendo faringitis, neumonía; esto se disuelve con jabón, por eso el mejor antiséptico es el lavarse correctamente las manos. ¡El virus sin llave no puede entrar!

Los virus cuyo material genético está codificado en forma de ADN se denominan virus de ADN. Por lo general, este tipo de virus se replica en el interior del núcleo celular, utilizando las proteínas de la célula hospedadora. De este tipo de virus, podemos distinguir tres subtipos, los virus de ADN bicatenario, los virus de ADN monocatenario y los virus de ADN bicatenario retrotranscrito.

Los virus de ADN son diferentes, morimos con ellos, por ejemplo la varicela y tener rebrote y producir una culebrilla herpes zoster (INGRAHAM, 1997).

Con el coronavirus, al cabo de 12 días ya no se es infectante, y se desarrollan anticuerpos. Este virus pasados 15 días ya no lo tenemos, mantenerse guardado 15 días es ser buena persona, así en lugar de Cuarentena es Quincena. Nada cuesta decir la verdad. Por eso dije en mi primer artículo que Sherlock Holmes tenía como premisa “Todos mienten”, y la serie televisiva “Dr House” tiene la misma premisa “Todos mienten”.

Una cosa es estar infectado o otra afectado. El infectado tiene el 80% de vivir y con anticuerpos, por eso algunos sostienen al teoría “inmunidad del rebaño”. El uso de cubreboca es más para quien está infectado, y para quienes están en lugares muy concurridos y hay zona de circulación de virus. Hasta hoy el 3% infectados por coronavirus han muerto afectando más a la población mayor de 65 años. Hasta el año 2012 no existía la “cuarta edad”, mayores de 80 años, y en su inmensa mayoría trata de pacientes con mayor morbilidad.

Todos hemos de cuidarnos y cuidar de los demás con prudente temor, con patológico terror, ¡no! El pánico es locura absoluta que confunde los conceptos y las acciones de vida. Cuando la peste bubónica se pensó que era castigo divino, y vino el pánico, el terror, y la gente se golpeaba con latigo 33 veces tres veces al día, se flagelaba para ser perdonados; de ahí viene el uso de la palabra el flagelo de la droga, el flagelo del SIDA. Los pobres flagelantes deben han de ver creído que antibiótico porque se flagelaban cada ocho horas. Lo peor es que la pulga de las ratas seguían a los flagelantes por lo cual este pánico desmesurado difundió esa peste bubónica provocando mucho más muertes de las que pudo haber habido (WILLETT, 1996).

Hasta hoy del Coronavirus conocemos su genoma, no hemos llegado a la cura ni  la vacuna, fuera de lo que se hizo en abril en Massachusetts y eso tarda seis meses para saber que a quienes les fue aplicada les ha ido bien. Si se logra esa vacuna será un record porque no es tan fácil lograr una vacuna.

Con la temporada de frío este virus tendrá más oportunidad de difundirse más. Por lo cual si surge la vacuna debe ser una gesta del mundo ayudando al mundo. Si se vuelve un emporio económico se estaría negando la posibilidad de tenerla a millones de personas en el mundo. La salud es un derecho humano.

  1. La Postverdad

Las redes sociales están inundan de contenidos más que los hongos alucinógenos, y ahí surge un gran temor porque quienes carecen de elementos para hacer el discernimiento y poder decantar lo cierto de lo falso, lo infundado de lo probable, lo especulativo de lo contrastado, y así se entra en una madeja de infoxicación que se teje frente a los usuarios.

La vida nos cambió, todo está trastocado. Resulta irónico que las bebidas alcohólicas han tenido pérdidas económicas en su venta relacionadas con esta pandemia del coronavirus. Por consumo de alcohol mueren anualmente cerca de 3 millones de personas en el mundo. Los empaques de cigarro tiene un mensaje sobre lo nocivo de fumar y sigue su consumo. Y en este año creció el número de decesos por cáncer, cuya cifra es de un millón 471 mil 435. Comparar estas cifras con las muertes por coronavirus parecen casi ínfimas en su letalidad. Sin embargo, descontetualizar también es para aterrar. Por ejemplo, hasta el 6 de marzo se contaban más de 97 mil contagiados en el mundo, sobre las 80 mil en China; alrededor de 86 países con casos diagnosticados y cerca de 3 mil 200 fallecidos en el planeta a causa del COVID-19. Todo ello contabilizado a partir del brote en Wuhan a inicios de 2020.

Sin  perder la perspectiva, habrá que tener en cuenta que en el 2019 la Organización mundial de la salud (OMS) habló de 762 mil afectados por el cólera tan solo en Yemen. Las muertes por malaria en 2020 se incrementaron en el mundo a 175 mil 697. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) reporta en América 3 millones 139 mil 335 casos de dengue. El dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS dijo que la variante del coronavirus es menos letal, que los otros síndromes de respiratorios agudos: SARS y MERS (EPI-WIN, 2020).

Quitar mitos y bulos en tornos a esta Pandemia que se hace informalmente Plandemia es responsabilidad ética de los médicos y profesionales de la salud que tiene a su cargo la función pública, la dirección, administración y la atención de la salud pública empezando por cada nación, así como de todos los comunicadores sociales. Primero es la ética, y cuando no se atiende ésta se justifican las acciones por política. Urgen galenos que actúen ética y profesionalmente sin ser peones del gobierno en turno con políticas de selección ante la posibilidad de defunciones de la población. Son vidas, son personas, no son números de una estadística.

La gran verdad es que se puede enfermar a cualquier persona, aunque son más propensos a padecerla los ancianos e individuos con padecimientos previos. Este COVID-19 no puede viajar más de un metro en las gotículas expulsadas en la tos o estornudo del contagiado y no se propaga a grandes distancias a través del aire.

La Postverdad nos hará libres (VERA, 2016) pero el exceso de información, y mucha de ella errónea, en todos los medios de información tanto tradicionales como digitales nos han hecho prisioneros con su constructo del imaginario colectivo, como una locura absoluta detonando la histeria colectiva (ORTEGA, 2017). El coronavirus roba titulares, páginas, megas, minutos de transmisión, homilías y mensajes de todo tipo, pero también roba vidas. La verdad es un derecho humano que no puede ser eclipsado por el miedo, el terror y la incertidumbre. La desinformación es el arma más poderosa de esta pandemia, como lo fue peste bubónica con su recurso al flagelo como si fuera antibiótico resultando el gran facilitador de difusión de la pulga de las ratas que encontró su mejor forma de propagar esa epidemia. En nuestro caso un mundo tan globalizado favoreció esta difusión por el orbe. Es importante la globalización, pero también lo es la glocalización. La salud pública empieza en cada persona y en cada casa, si eso es casi imposible la salud en masa.

Al final  de todo esto, ante la dramática fuerza de la facticidad de la pandemia que nos ocupa y preocupa, las respuestas más urgentes son las equilibradas, de la recta razón humana siendo eficaces, efectivas, eficientes toman en serio los hechos y que se sustentan en el conocimiento que ofrece la ciencia y los expertos en epidemiología, infectología y salud pública. Por lo cual, la verdadera ciencia no apuesta necesariamente a la búsqueda de una verdad única y definitiva, sino a una situada y práctica. Un tipo de conocimiento no orientado primordialmente al progreso material y tecnológico y a la voluntad de poder, sino puesto al servicio de la vida como bien supremo.

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BIBLIOGRAFIA

INGRAHAM, John l. y Catherine A. Ingraham (1997). Introducción a la microbiología, Reverté, Barcelona.

WILLETT, Joklik Wolfgang e Hilda Amos, Bernard Wilfert (1996). Microbiología, Panamericana. Buenos Aires.

EPI-WIN (2020): Red de Información de la OMS sobre Epidemias: https://www.who.int/epi-win

VERA, José Antonio (2016). «Le llaman posverdad lo que no es sino manipulación y propaganda», en Discurso durante la entrega de los XXXIV Premios Inter- nacionales de Periodismo Rey de España.

ORTEGA, Octavio (2917). «Favorece ignorancia posverdad en México» [en línea], en Revista Reforma. Universidad Nacional de México. Disponible en web: http://www.iis.unam.mx/pdfs/iismedios/mar- zo2017/02_reforma

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