México ya no será igual

Tenemos que empezar a hablar de la recuperación económica. La pandemia nos ha traído encierro que terminará en algunas semanas con dolor en el corazón de nuestro México. También miedo que se convierte en incertidumbre que es un pésimo consejero. Las grandes naciones salen adelante en lo económico, social y cultural con diálogo y trabajo en equipo, siempre con la visión del bien común.

En estos días estamos viendo a los 4.3 millones de pequeños productores rurales sufriendo para colocar sus productos, que perecen mientras sus familias empobrecen, pero el camino de la recuperación tendrá que pasar necesariamente por el campo mexicano porque es, sin lugar a dudas, una de las palancas más importantes que nos darán impulso.

¿Están llegando los apoyos necesarios? En el horizonte se ven algunas fórmulas como una luz al final del túnel. El Sistema de Financiamiento Rural Integral (FINAGRO) está poniendo ya en marcha una serie de mecanismos para brindar atención a las micro y pequeñas empresas que necesariamente requerirán no solo capital de trabajo sino condiciones como tasa fija, coberturas de riesgos y seguro al ingreso basado en el rendimiento histórico de cada parcela, para salir adelante.

Ese sector que lleva años creciendo a tasas más altas que la economía en su conjunto, abre mercados y nos hará fuertes frente a otras circunstancias que tardarán en recuperarse como la llegada de remesas provenientes de Estados Unidos, donde la economía también entrará en una recesión fuerte, y la caída estrepitosa en los precios del petróleo que dejará consecuencias difíciles de escalar en el mundo entero.

De por sí, los precios del hidrocarburo ya estaban dramáticamente bajos y de repente nos llegan sustos como el de este lunes en que el petróleo texano cayó 306 por ciento hasta valer menos que cero, tocando fondo para iniciar una recuperación que podría llegar hasta 18 dólares por barril en los próximos días, según analistas.

La diferencia de esta crisis profunda con respecto a la gran depresión de 1929 y la crisis global de 2009 es que este es un coma inducido por una pandemia, más que por un problema estructural. Al regreso de ese coma, la recuperación dependerá mucho de nuestra actitud, de ser creativos y de crear con innovación.

La apuesta oficial más contundente es a impulsar la reactivación y el empleo mediante obras de infraestructura. Hay que convertir a las más posibles entre las 4.5 millones de MPYMES mexicanas en proveedoras del gobierno, con piso parejo y reglas claras. Hay que echar a andar al sector automotriz, uno de los motores más importantes de la industria y la exportación.

México tendrá una gran oportunidad también en la industria maquiladora dado que las grandes compañías estadounidenses e internacionales ahora tienen claro que necesitan diversificar sus cadenas de suministros para hacerlas menos vulnerables. Muchas de ellas se quedaron sin componentes luego de que China tuvo que cerrar su actividad industrial y exportaciones en febrero y marzo.

El turismo volverá a ser también una gran veta de crecimiento. Al inicio con viajes cortos, a lugares cercanos, más austeros, sustentables, más tecnológicos y en grupos más pequeños. Hay que diversificar el portafolio de opciones para ofrecer. Además de playas, también hay que voltear a invertir en pueblos mágicos, ciudades coloniales, aventura y naturaleza. El turismo rural.

La normalidad que conocíamos antes de la pandemia no regresará. Está en nosotros innovar, echar a andar la imaginación y ponernos las pilas. Una crisis siempre es también una gran oportunidad.

ADRIANA DELGADO
@ADRIDELGADORUIZ

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